Recuerdo con gran cariño una tarde lluviosa de otoño en el hotel Urban de Madrid cuando conocí a la cantante Patti Smith. Delgada,mas bien flaca, melena lacia,vaqueros rotos y rostro no muy bello pero amable.
Había estado visitando El Prado y el Thyssen y me regaló una agendita que había comprado en uno de los museos. La guardo con cariño. Reímos,hablamos de los ángeles (los del cielo no la ciudad norteamericana) y de su pasión por la poesía,la pintura y la fotografía. Siempre viaja con una vieja cámara al hombro y le encanta fotografiar nubes.
Había pasado una gran crisis cuando murió su marido, luego llegó la muerte de su hermano Todd y del pianista de su grupo. Unos años antes el sida se había llevado a su gran amigo el fotógrafo Mapplethorpe pero pese a todo, yo conocí a una mujer fuerte y sensible a partes iguales.
Dentro de dos días cumplirá 63 años y el canal público estadounidense estrenará ‘Dream of life’, un documental sobre su vida rodado a lo largo de 11 años de perseguir a Patti en distintos momentos de su vida. En esa fechas,la guitarrista actuará en el Bowery Ballroom de Nueva York y en Enero publicará ‘Just kids’, memoria de su amistad con Mapplethorpe, escrito por ella misma.
Esta claro que a esta singular mujer le queda mucha cuerda y yo quedé en ir a Nueva York y visitarla en su casa de Chelsea. Estoy segura de que es de ese tipo de mujer que te recibe en su casa como si de una vieja amiga se tratase. Cuando conozco a mujeres como ella,me reconcilio con el mundo. Desgraciadamente, solo por un rato.
P.D:Recomendación literaria en la línea neoyorkina, ¡Invisible’ de Paul Auster(Anagrama)