Me despedí de San Sebastián por unos días y he vuelto a la vida madrileña que es un caos de viento, nieve y lluvia. Ayer tuve la fortuna de conocer al científico e investigador catalán Salvador Macip.
Ha pasado nueve años investigando sobre el cáncer en el Departamento de Ciencias Oncológicas del Hospital Mount Sinaí de Nueva York.
El es el primero que lamenta que los investigadores españoles, altamente cualificados, tengan que marcharse de su país para poder ejercer su profesión con medios y reconocimientos.
Ahora vive en Leicester (Reino Unido) donde tiene su propio laboratorio. Acaba de publicar su segundo libro; un ensayo muy claro y ameno: ‘Las grandes plagas modernas’ (Destino).
Me ha llamado la atención su humanidad, cercanía y amabilidad. Pese a haber hablado sobre el cáncer con él, salí fortalecida y contenta ¿Cómo lo logró? Supongo que con su tenacidad, vitalidad y energía. Un hombre de mi edad que no desfallece ante nada y vive cada día con la plenitud que se merece. Todo un ejemplo. Ejemplo también son:
Eric Rohmer, uno de los cineastas franceses clave del último medio siglo, murió ayer en París a los 89 años. Había sido hospitalizado hacía una semana. Filmó más de 20 largometrajes que reúnen un puñado de obras maestras. Adaptó para la televisión el Quijote o los espeluznantes cuentos de Poe, escribió cientos de críticas y sendos libros sobre Hitchcock y Chaplin pero, sobre todo, legó a la cultura francesa y europea una manera original y única de entender el arte de hacer películas.
Miep Gies, la mujer que encontró el diario de Ana Frank en el escondite donde se había ocultado la familia de la joven y se ocupó de que no cayese en manos nazis, ha fallecido este lunes a los 100 años tras una corta enfermedad. Miep permanecía ingresada en una clínica desde Navidad por una caída. En 1942 Miep trabajaba de secretaria para Otto Frank, padre de Ana, cuando este le confió un secreto, habían decidido esconderse para escapar de la persecución a la que los nazis estaban sometiendo a los judíos. Miep y su esposo Jan, junto con Johannes Kleiman, Victor Kugler y Bep y Johan Voskuijl, ayudaron a los ocho judíos escondidos en la parte trasera del número 263 del Prinsengracht de Ámsterdam. Después de que los nazis descubriesen el refugio y arrestasen a la familia Frank y a los demás fugitivos, Miep Gies se encargó de recoger y proteger de los alemanes los papeles donde Ana Frank había estado relatando los dos años que permaneció oculta.
Canción para hoy (nunca me canso de ella): Imagine de John Lennon.
www.youtube.com/watch?v=-b7qaSxuZUg
Ojalá esta canción nos acerque a todos y nos haga más tolerantes y menos egoístas.