Llegué ayer y me encontré con una ciudad repleta de terrazas y gente paseando hasta tarde. Multitudes de personas en bicis, gente joven tocando en la calle,paseando…
Casualidades de la vida, en el avión conocí a una chica de mi edad, de mi año que se llamaba Carola y tenía dos niñas. Era argentina, amable, conocía Amsterdam muy bien porque había vivido 10 años detrás de la casa de Ana Frank y venía sola a ver a unos amigos.
Tiene una tienda en Buenos Aires que se llama Dam (en honor a Amsterdam,ciudad que adora). Cada prenda es única y hecha por ella. Me habló de un lugar en Uruguay que no es Punta del Este y que debe de ser lo más parecido al paraíso: sin electricidad y salvaje pero con unas casitas muy separadas las unas de las otras en la arena. Por supuesto,me guardo el secreto. Solo se lo desvelaré a mis hermanas para que cuando seamos viejecitas, si nos quedan fuerzas, vayamos allí juntas.
Ahí van las primeras fotos de la ciudad.
Anécdota: Un napolitano simpático y charlatán no me dio de cenar porque el no había cenado todavía y además tenía que llamar por teléfono a la “mamma”!!! Acabé por la influencia de mi nueva amiga, en un argentino con unas empanadas riquísimas. Hoy comeré autóctono.