>

Blogs

Ricardo Aldarondo

Mon Oncle

Pete Astor y el mejor disco que no aparece en las listas

Uno diría que Songbox de Pete Astor, es uno de los mejores discos de 2011 y que igual no ha habido ninguno tan redondo, tan ajustado. Pero no aparece en ninguna lista. Bien es verdad que podría estar en las listas de hace cinco o diez o quizas 20 años, pero no porque su contenido sea viejo, sino más bien atemporal. Y no es Pete Astor un desconocido, aunque sí un músico que se queda en los márgenes, como recogido. Sú música es tan normal que podría gustar a todo el mundo, y tan especial que solo alcanza, por las razones que sea, a unos pocos.

Hubo un tiempo en que The Weather Prophets, el grupo con el que despuntó Pete Astor, era todo un hype. Su mini-lp Diesel River (1986), Mayflower (1987) y Judges, Juries and Horsemen (1988) no fueron gloria de un día: tres discos impecables con un pop británico refinado y melancólico, pero recio, cargado de aromas americanos, muy sutiles. Nada de country & western, a pesar de la cazadora de ante y flecos de Pete (o Peter) en aquella época.

Sus canciones eran mucho mejores que, por ejemplo, las de R.E.M. Pero las cosas a veces quedan así de mal repartidas. Y a pesar de contar en un principio con el impulso de Creation, el sello con el que Pete Astor ya había grabado sus primeras canciones con su grupo inicial The Loft, The Weather Prophets pasó pronto a diluirse entre la frondosa amalgama de nombres que la Gran Bretaña de mediados de los 80 dio entre el pop de guitarras más imaginativo.

Pete Astor merecería tener, al menos, el reconocimiento y aprecio como songwriter de un Lloyd Cole. Pero ni eso, aunque sus canciones y su gusto interpretativo estén al menos a la misma altura (y tengan muchas similitudes en alguna canción: The Perfect Crime). Uno diría que no tiene nada que envidiar a Leonard Cohen, incluso. Pero el mundo no está de acuerdo.

En los últimos 23 años, Astor ha alternado discos en solitario como Submarine (1990), Zoo (1991), Paradise (1992) y God & Other Stories (1993), todos estupendos, con dos grupos orientados a una música más instrumental, electrónica y experimental, por decir algo, aunque siempre manteniendo el tono casero y cálido, y aún cantando en ocasiones: The Wisdom of Harry y Ellis Island Sound. Discos de aún más restringida y curiosa edición y distribución, que reflejan a un Pete Astor que hace lo que quiere, con la tranquilidad, al parecer, de ganarse la vida como profesor.

Con Songbox recuperamos, seis años después de Hal’s Egg (2005) al cantautor sencillo, de voz apegada, afectuosa, susurrante, pero nada quejumbrosa. Y otro puñado de sus canciones ajustadas, perfectas en sus modestas aspiraciones, con esas melodías que siempre encuentran un momento para pasar de lo normal a lo especial, de la modestia a la excelencia.

Once canciones que te cautivan enseguida, unas a la primera, otras a la tercera, hasta demostrar una coherencia total. No hay un momento de desperdicio o duda, no decae la inspiración. Una instrumentación básica se engalana con algún detalle siempre inesperado: esta vez sobre todo flautas, fagots o clarinetes, también pianillos o voces femeninas que redondean con distinción sin igual lo que en manos de otros serían cuatro acordes básicos.

Songbox comienza con la nostálgica, solitaria y grave Dead Trumpets y la absoluta delicia de Tiny Town y sólo con eso se intuye que Pete Astor, como los grandes, solo hace un disco cuando sabe que tiene material de la más alta calidad. Es difícil a estas alturas hacer una canción distinta sobre la manida palabra de cuatro letras que ni siquiera nombra, pero lo consigue con las más sencilla expresión en Four Letter World. En Dunce y Tree of Birds, clama en busca de un poco de esperanza “cuando todo es feo aquí”, pero como siempre, en voz baja, sin pretensiones, sin exigir nada. Otras veces la melancolía tiene dejes irónicos: esos coros de Slip Away, otra de las mejores, que parecen transportarte a algún vídeo eurovisivo en blanco y negro de los 60, una sensación que reaparece con cierta frecuencia en las canciones de Pete Astor.

Es Songbox un disco para guardar y volver a abrir, y descubrir una y otra vez. Y como pequeño tesoro, se presenta en una caja de cartón de embalar, que contiene el disco como tal, y un segundo CD en el que diversos músicos amigos reinterpretan las canciones en el mismo orden. Están Darren Hayman, Pete Greenwood, The Raincoats o Piano Magic, ninguno consigue ni de lejos redondear las canciones como ya lo hace el propio Astor en el primer CD, pero algunos apuntan matices interesantes.

Además, la caja contiene doce postales, con dibujos o una foto de Pete Astor con su perro por un lado, y las letras de cada una de las canciones por el otro. Un conjunto de sensaciones que no te dará ni el Spotify, ni el iTunes, ni el Youtube. Y por el precio de un CD normal.

Cuando hace un par de meses hablamos aquí del estreno de Lawrence of Belgravia en Londres, ya contamos que allí vimos en la sala, asistiendo a la premiere, a Pete Astor con su aspecto de tranquilo profesor, como viejo amigo de Lawrence (Felt/ Denim / Go-Kart Mozart) que es. Ahora, como conteniéndose un poco la risa de la situación, Lawrence entrevista a Pete Astor sobre su disco en un vídeo en dos partes. Dos amigos, dos perdedores aparentemente, pero qué par de talentos, y cuánto ganamos con sus canciones.

Un espacio en 3D: cine, música, libros y más

Sobre el autor

Periodista de Cultura y crítico de Cine de El Diario Vasco. Colaborador de Rock De Lux, Fotogramas y Dirigido Por...


enero 2012
MTWTFSS
      1
2345678
9101112131415
16171819202122
23242526272829
3031