No hay cosa más difícil para un festival de cine que encontrar una identidad, conseguir que enunciar su nombre (su ciudad, normalmente) evoque una idea precisa y concreta. Si su programación está circunscrita a un género o una zona geográfica, la cosa es mucho más fácil: Sitges con el fantástico, Sundance con el cine independiente. Les ocurre incluso a los festivales más grandes y consagrados, y sobre todo a los internacionales que no tienen más regla que ofrecer “la actualidad” del cine mundial. Y a ver cómo se distingue uno de los demás.
José Luis Cienfuegos ha conseguido en 16 años al frente del FicXixón eso tan difícil, un festival distinto. Un festival que tenía muchas ediciones antes de la llegada de Cienfuegos, pero que con su trabajo en esta década y media se ha convertido en un referente para todo el mundo, y en una identidad nítida, una forma de hacer. Y sin colocarle de origen ninguna etiqueta ni acotarlo de ninguna manera, simplemente creando estilo con la programación y un presupuesto ajustado.
Y ese estilo ha sido símbolo de modernidad, en el sentido más noble de la palabra. Cienfuegos apostó por un cine distinto, rompedor, inquieto, guerrillero incluso. Ha estado atento a nuevos autores a los que hacía crecer, ha conseguido un público fiel aunando el espíritu ‘indie’ que tienen en común cierto cine y cierta música, combinando el rigor tanto en las películas como en los conciertos y fiestas, que todo iba emparejado. Y en las excelentes publicaciones. Un criterio ejemplar combinado con un trabajo obstinado, peleando por ganar pequeñas batallas a otros festivales más grandes pero sin querer aspirar a ser lo que no le correspondía. Haciéndose fuerte entre los pequeños, y respetado por los más grandes.
Se sabía que Cienfuegos estaba en la cuerda floja desde que llegó al poder el Foro Asturias. El tono juvenil/rompedor del festival que ha puesto a Gijón en muchos mapas ya se vio que no les gustaba a los nuevos dirigentes. Probablemente no se sentían cómodos en galas de inauguración con películas tan poco glamourosas pero tan interesantes como ‘I’m Still Here’ con Joaquin Phoenix haciendo de ‘homeless’ provocador, ni con la lengua afilada de Pepe Colubi en las presentaciones. Incomodidad entre los trajes y las perlas.
Hoy han comunicado su cese a José Luis Cienfuegos por la mañana y se ha presentado al nuevo director Nacho Carballo, colaborador de José Luis Garci en un par de películas. Le deseamos la mejor de las suertes, pero se ven indicios de que esa marca de “modernidad” que ha estado pegada al FicXixón va a cambiar mucho. Sobre todo porque, de momento, el primer objetivo con este cambio es convertir el festival en “escaparate del mercado audiovisual asturiano” (¿?). Pobre aspiración para un festival internacional.