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Ricardo Aldarondo

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The June Brides y Close Lobsters en el Madrid PopFest

Sólo unos pocos podíamos calibrar el alcance de la ocasión. No es cuestión de ponernos exclusivos, es que los grupos británicos The June Brides y Close Lobsters, en su efímera vida, apenas tuvieron tiempo de despuntar, convencernos de la bondad y el carácter imperecedero de su pequeño puñado de canciones, y desaparecer. Preparados para que el olvido se quedara con su legado. ¿O no? Como en los buenos cuentos, no todo acabó ahí. Ambos grupos estuvieron prácticamente desaparecidos durante dos décadas y media para, de forma casi milagrosa, reaparecer en Madrid el pasado 10 de marzo en un doble concierto absolutamente memorable para el puñado de gentes que durante todo este tiempo hemos seguido convencidos de que Heard You Whisper o Just the Same (The June Brides) o Skyscrapers y Pimps (Close Lobsters) están entre las mejores canciones que ha dado nunca el pop indie.

Los responsables de ese doble advenimiento fueron los organizadores del Madrid Popfest. Supongo que, en un acto de fan con privilegios, se trajeron al salón de su casa a los grupos que siempre habían soñado ver en directo, aunque para ello hubiera que reclutar a sus miembros y empujarlos a un escenario, como al parecer hicieron con Close Lobsters, que en Madrid se reunieron por primera vez desde 1989 con su formación original. Histórica noche, por tanto.

Ambos grupos fueron impulsados por la marea del C-86, aquella cassette que el New Musical Express regaló con uno de sus números de ese año, recogiendo los nuevos nombres más pujantes del momento, y que acabó definiendo un sonido y un espíritu (a pesar de que había bastante diversidad estilística en la selección) que básicamente tenía un talante pop, un corazón rock y unas guitarras armónicas y crispadas como trampolín de una energía juvenil distinta al punk, pero con su urgencia y ebullición. En realidad The June Brides no aparecían en esa cassette, aunque estaban en aquellos momentos en el mismo barco, o más bien habían sido pioneros de aquel espíritu un par de años antes. En esa selección estaban Primal Scream (¡con su segundo single!), The Wedding Present, The Pastels o McCarthy (de donde saldrían luego Stereolab). Pero junto a esos nombres ahora con larga carrera y lugar estelar en las wikipedias del pop-rock, quedaron casi en el olvido otros grupos a los que aún añoramos, como The Bodines, The Servants o Mighty Mighty. Y Close Lobsters.

The June Brides (1986-1986) ya nos habían asombrado antes con sus  primeros singles, In the Rain y Every Conversation. Luego publicaron un mini-Lp, There Are Eight Million Stories… que era pura esencia: solo ocho canciones, todas imprescindibles. Un EP más, This Town, que en su cara B tenía dos canciones fabulosas, Cold y Just the Same, y se separaron. Su cantante Phil Wilson, publicó a continuación dos singles en solitario, que parecían alumbrar a un fulgurante songwriter, y desapareció de la música para trabajar en una oficina del gobierno británico, o así, durante más de dos décadas. Silencio. Hace un par se decidió a reaparecer de la forma más extraña, con un doble single de versiones. Y por fin, el año pasado, completó un Lp, el excelente God Bless Jim Kennedy, homenaje a su abuelo que murió con la increíble edad de 17 años. En el disco colaboraban buena parte de The June Brides, sobre todo el violinista Frank Sweeney y el trompetista Jon Hunter, que daban un sonido tan distintivo al grupo. Así que la reactivación de Phil Wilson en solitario y de The June Brides como grupo ha ido pareja y han hecho algunos conciertos combinando ambos conceptos y repertorios.

Close Lobsters (1985-1989) dejaron unas cuantas canciones más: dos elepés muy notables, Foxheads Stalk This Land (1987) y Headache Rethoric (1987) y cuatro Eps, antes de desaparecer también, excepto en la memoria de unos cientos (quizás algunos miles) de fans, en buena parte representados en la sala Clamores por ese público que se sabía de memoria sus letras y saltaba en absoluto éxtasis por tener enfrente a esos olvidados a los que habían idolatrado durante años en el secreto de su habitación.

 

Todo era muy familiar y cercano en la estrecha sala Clamores de Madrid. Cuando salieron The June Brides, Phil Wilson dijo que el trompetista se había perdido, que si alguien veía a un tipo muy alto parecido a Herman Monster que le llevara al escenario. Parecía una broma, pero era verdad: su micrófono estaba preparado a la izquierda del escenario, pero no apareció. Sí estaba el violinista Frank Sweeney, que también tocó la armónica y tuvo que suplir al trompetista. A pesar de que la trompeta es una de las señas de identidad de The June Brides, el concierto fue extraordinario. Phil Wilson no es ya aquel chico delgadito de los 80, pero en cuanto salió al escenario con su camisa rockabilly se mostró tremendamente entusiasta y enérgico, jaleado por el muy potente bajista Arash Torabi (nuevo en el grupo), y un sonido crudo pero muy intenso. Phil Wilson dijo en un momento que canta “mal en el mejor de los casos” reconociendo esa dificultad que en algunos momentos tiene para dar la nota adecuada, y que sin embargo es parte de su encanto. No tocaron dos de mis canciones favoritas, ni Cold, ni Just the Same, pero sí una versión arrolladora de la también gloriosa Heard You Whisper, además de No Place Called Home, The Instrumental, Every Conversation, I Fall y algunas del disco en solitario de Wilson, como el single I Own It, Three Days o Small Town, ésta en realidad recuperada del repertorio no editado en su día de The June Brides.

Luego Close Lobsters también se mostraron efusivos, frescos, contundentes. En principio el cantante Andrew Burnett aparecía como el tipo más zafio y anticarismático que puedas encontrar en un escenario, algo así como el invitado que peor baila en una boda, o un hooligan de resaca, que desconcertaba con sus posturas de rock hero y una palpable incapacidad para bailar de forma coordinada. Y sin embargo su peculiar actitud acaba resultando absolutamente encantadora y divertida. Con unas sandalias que eran un atentado a lo cool, no paró de moverse mientras sujetaba su guitarra que no tocó más que en un par de ocasiones duante unos quince segundos. De de vez en cuando cogía un dossier donde tenía las letras de todas las canciones para consultarlas, cosa que hacía con toda naturalidad. Sin embargo cantaba muy bien, el grupo sonaba tremendamente contundente, con un bajista a la altura de los de los 80 (la contudencia de los de New Order, Echo & the Bunnymen o Stranglers). También cayeron muchos hits: Foxheads Stalk This Land, Loopholes, Skyscarppers, Let’s Make Some Plans, A Prophecy, y al final Just Too Bloody Stupid y la esperada Never Seen Before… Fue una gozada esa doble ración de comeback 1986. Y nos convencimos una vez más de lo que ya sabíamos: qué canciones tan buenas hicieron esos efímeros grupos.

Nada hubo de caduco revival ni de reunión de circunstancias: no sólo sonaban ambos grupos tan frescos como antaño, sino que su genuino concepto del pop ha sido tan influyente en el indie de las dos últimas décadas (de Teenage Fanclub a Arctic Monkeys o The Pains of Being Pure At Heart) que nos parecía estar escuchando a grupos recientes. ¿Cuántas decenas de canciones se habrán grabado similares a This Town (TJB) o Skyscrappers (CL)?

Como guinda, antes de cada actuación, en la música de ambiente sonaron McCarthy, Felt y Orange Juice, nada menos.

He aquí unos vídeos en primer plano de los dos grupos. El sonido es un poco embarullado, pero si te pones los auriculares y subes bien el volumen, puedes quedar rendido a esas guitarras. ¡Y puedes sentir cómo Andrew Burnett te mira fijamente!

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Sobre el autor

Periodista de Cultura y crítico de Cine de El Diario Vasco. Colaborador de Rock De Lux, Fotogramas y Dirigido Por...


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