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Ricardo Aldarondo

Mon Oncle

Imberbes pero lúcidos Rolling Stones

Mientras celebran su 50 aniversario en unas pocas ciudades, y siguen despertando los eternos comentarios sobre la juventud de Mick Jagger y el milagro de que sigan (casi todos) juntos medio siglo despúes, es igualmente de actualidad la verdadera juventud de The Rolling Stones, gracias a un documental salido milagrosamente de esos archivos olvidados, o simplemente cerrados voluntariamente. Charlie Is My Darling es el gracioso título de esa película filmada en 1965 pero nunca difundida, que ofrece ahora múltiples disfrutes.

The Rolling Stones hicieron en 1965 unas cuantas actuaciones por Irlanda y el manager Andrew Loog Oldham decidió que un equipo de filmación registrase el periplo, más que nada para que el grupo y su equipo se viese en el espejo. Por eso las filmaciones quedaron más o menos guardadas como material de archivo propio. Ahora Charlie Is My Darling se ha exhibido en diversos festivales, el In-Edit de Barcelona entre ellos, y casi de inmediato se ha publicado en DVD y Blu-Ray, en una edición internacional que contiene subtítulos en castellano.

El documento no es solo atractivo para fans de The Rolling Stones, también para cualquier interesado en la eclosión del pop y el rock como cultura de masas o del fenómeno fan impactando, para su propio estupor, en la cara de los artistas. Incluso es adecuado para futurólogos. Porque la ventaja de ver esas actuaciones y esas entrevistas 47 años después aporta paradojas regocijantes. Por ejemplo, Mick Jagger (ya con los labios más rebosantes de la era precirugía estética) diciendo que el pop es un fenómeno efímero, pero que ellos ya llevan quizás demasiado tiempo (tres años teniendo en cuenta que habían comenzado en 1962) y no sabe cuánto más podrán aguantar.

Brian Jones, que tanta imaginación aportó a ese periodo sesentero de los Stones, dice que prefiere no hablar de su futuro; murió cuatro años después ahogado en su piscina.

Charlie Watts, que en las siguientes décadas se confirmó como ese señor impasible sentado a la batería, ya dice a sus 24 años y en medio de la vorágine que lo que más le gusta es estar en casa. No es óbice para que alguna fan, cuando se pregunta “cuál de los Stones es tu favorito”, responda “Charlie is my darling”.

Aparte de ese juego temporal sobre el destino de The Rolling Stones, sorprende su lucidez y serenidad (no es un juego de palabras con las cuestiones del alcohol y las drogas; aquí parecen aún ‘limpios’) a tan joven edad de todos ellos, y especialmente de un Mick Jagger de 22 años. Otras secuencias ofrecen la oportunidad de verles relajados en camerinos y habitaciones de hotel, tocando por pasar el rato canciones de los Beatles con la guitarra acústica que Keith Richards parece no soltar a ninguna hora (I Feel Fine entre ellas) o Elvis Presley, con paródica imitación vocal y gestual incluida.

Pero quizás lo más asombroso es verles tocar en cines, en fila delante de un telón, mientras la audiencia no para de gritar ni un segundo: ahí se explica por qué los Beatles dejaron de actuar ante un público que no parecía interesado en escucharles. La excitación crece y aunque los movimientos de Mick Jagger no son aún más que embriones de su desbordante gestualidad posterior (apenas hay provocación sexual aún) y Brian Jones solo agita la pandereta sin más incitación al levantamiento, algunos espectadores irrumpen en el escenario. Y lo sorprendente es que, lejos del abrazo cariñoso al estilo del que pretenden los fans de Morrissey, los incipientes stonianos empujan a los músicos, los zarandean  y saltan como monos entre ellos, mientras Jagger aguanta con resignación la embestida, y Brian Jones abandona el escenario tranquilamente tratando de sujetar su guitarra y con un tipo, literalmente, subido sobre su espalda. Hay policías cerca, pero no saben qué hacer. También hay un cura muy estirado en primera fila, pero esa es otra historia.

Charlie Is My Darling se ha restaurado en su máxima duración uniendo dos montajes distintos del filme que se hicieron en su día. El DVD y el Blu-Ray contienen las tres versiones. Ah, y el documental sirve para constatar de nuevo cuán buenas eran ya esas primeras canciones de The Rolling Stones: Heart of Stone, Play with Fire, I’m Alright o, claro, (I Can’t Get No) Satisfaction.

 

Un espacio en 3D: cine, música, libros y más

Sobre el autor

Periodista de Cultura y crítico de Cine de El Diario Vasco. Colaborador de Rock De Lux, Fotogramas y Dirigido Por...


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