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Ricardo Aldarondo

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Los nuevos 'Diarios' de Rafael Berrio: la alegría de la melancolía

La portada no deja lugar a dudas: Diarios, el nuevo disco que Rafael Berrio presentará oficialmente el próximo martes 29 en Madrid, forma un díptico perfecto con el anterior, 1971. Diarios de los últimos dos años, quizás, cuaderno atemporal con todas las intimidades propias del cantautor que, según escribió Sabino Méndez el otro día, es un cruce entre Paco Ibañez y Velvet Underground. Yo añadiría a Carlos Gardel: no hay nada de tango en estos diarios, pero el aliento trágico y la grandeza (“bigger than life”, que diría Nicholas Ray) de las letras, ese vocabulario exquisito, inesperado y certero, parecen heredar de algún modo el espíritu de quien cantó de forma tan sobrecogedora Por una cabeza. El carrusel de la vida, ese carrusel que parece evocar el inicio de Las pequeñas cosas, burla desafiante de la filosofía del conformismo y la felicidad new age, que es uno de los mejores momentos de un disco en el que Rafael Berrio se muestra más desarropado que nunca, en un sentido, y lo más engalanado posible, en otro.

Solo acompañado por piano y orquesta (o su simulacro), gozando de emerger en la ampulosidad de unos arreglos valientes y esplendorosos de Joserra Senperena, que vuelven a estar entre la chanson francesa y el toque eurovisivo (de los buenos tiempos) del llorado Juan Carlos Calderón, aunque aún con más ambición y pompa que en 1971. Eso cuando hace falta, porque en otros momentos, como la oda al vino, muy leonardcohen, de Saturno, esos arreglos se vuelven comedidos y taciturnos. Esa canción, como otras, las habíamos escuchado, con la hondura un poco irónica de cada una de sus palabras, sobre las sencillez de las seis cuerdas de la guitarra, bien eléctrica, bien española, en los esporádicos conciertos de Berrio en estos dos años desde la publicación de ese 1971 que le ha procurado nuevos y arrebatados fans, algunos ilustres, como los hermanos Trueba, en cuya librería La Buena Vida se va a presentar el disco el martes de la próxima semana.

Foto: Juan G. Andrés (Foteropanico)

En esa librería se ha filmado también el nuevo vídeo, que se estrenará en breve, consagrado a una de las canciones más bellas de Rafael Berrio, la que abre el disco, con su contradictorio enunciado: …”la alegría de vivir / la que vas perdiendo tú…”. El disco se abre con esos arpegios de romanticismo clásico, ese aliento trágico que sigue escondiendo un cierto humor, o más bien un trasfondo de resignación irónica ante las angustias vitales que interpreta Berrio como el gran personaje existencialista que es. El comienzo de En las lindes del fin es otro momento conmovedor, como el resto de la canción, de estos Diarios de confesión y clamor, permanente declaración de intenciones y valores personales (La virtud de la desgana) que abundan en emociones: con el piano y la cuerda, el homenaje a los Santos mártires yonquis se convierte en una elegía preciosa y dolorosa, tanto como la María Inmaculada que cierra el disco, a no olvidar.

Rafael Berrio se consolida como un cantautor insólito, que aspira literaria y emocionalmente a lo sublime, que repudia las medias tintas de unos tiempos que buscan paños calientes. Altura artística de quien declama con claridad y melodía cálida y cadenciosa su visión de la vida con la sabiduría de los clásicos y una mirada desafiante y firme, al frente. Si bien en las diferentes etapas de su larga en el tiempo, aunque de obra esporádica y escogida, trayectoria puede haber adoptado los ropajes de los ídolos (Lou Reed, Bob Dylan, Leonard Cohen), el apellido que aflora ya por encima de cualquier otro es Berrio, puro Berrio, y más prolífico que nunca, además. Que siga así.

Hace 40 años Rafael Berrio podría estar apareciendo en televisión, cuando las grandes canciones dramáticas encadilaban y reconfortaban a grandes audiencias, entre decorados austeros de cartón piedra pero con sentimientos muy reales y universales. Ahora, soñar por soñar, nos imaginamos a Rafael Berrio en el centro de un escenario señorial, un viejo teatro, con toda una orquesta sinfónica detrás, y Joserra Senperena al piano. Si fuera posible…

Adenda: actuación en la librería Kaxilda de San Sebastián. El 4 de febrero Berrio presentó su disco en San Sebastián, en entorno literario, como en Madrid. Acudieron músicos ilustres y amigos distinguidos como Loquillo, Mikel Erentxun, Joserra Senperena y José Luis Lanzagorta. Berrio interpretó algunas de las canciones del disco en versión desnuda, solo acompañado por su guitarra y el contrabajo de Fernando Neira. Añado abajo los vídeos, otra producción Mon Oncle, de tres de las canciones que ofrecieron, Saturno, Santos mártires yonquis y Mi reputación. También hicieron, para empezar, La alegría de vivir.

Aquí se puede escuchar el álbum completo y ver el nuevo videoclip:




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Sobre el autor

Periodista de Cultura y crítico de Cine de El Diario Vasco. Colaborador de Rock De Lux, Fotogramas y Dirigido Por...


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