El pasado domingo tuvimos el placer de ver en directo a Francis Alun Bell, en el entorno casero que parecen reclamar sus composiciones. En el rincón del Altxerri de San Sebastián, tres decenas de espectadores (incluyendo a unos amigos que Francis se habían traído de Portugal, fieles e incluso excesivos en su entusiasmo, que llegaron a ¡bailar! en el bis), el músico portugués descubierto por el donostiarra sello Moonpalace Records (aquí todo lo relativo a su único pero triple disco) nos deleitó no solo con sus composiciones, sino con su manera de construirlas.

Con un teclado, dos ordenadores y un sampler, Francis iba superponiendo una melodía en bucle sobre otra, hasta construir verdaderas catedrales de melodía y sonido envolvente, entre la melancolía y la euforia, entre la contemplación y el éxtasis. Una hora de lo más placentera, en la que el músico mostró tanta soltura como capacidad de concentración en su sencilla pero grandiosa filigrana, sin dejar que el sistema de construcción acabara con la ’emoción del momento’ o convirtiera el evento en una demostración mecánica.

Repasó piezas de sus tres discos incluidos en la cajita de Moonpalace, y se ayudó en alguna ocasión con un ritmillo de Casiotone pregrabado en su teléfono móvil. No cantó ninguna de sus escasas piezas vocales, una pena, a ver si la próxima vez… Por ser muy escasamente conocido, su gira se redujo a Zaragoza, Arrasate y San Sebastián, lástima que no pudieran verlo, al menos, en Madrid y Barcelona. He aquí un par de momentos de su actuación donostiarra, más el bis con Marcenda.