En la larga, prolífica, hiperactiva carrera de Howe Gelb, ya sea con Giant Sand, The Band of Blacky Ranchette y otros proyectos, y sobre todo en solitario, sigue habiendo espacio para la imaginación y la frescura. Aunque sea desde el calor del desierto de Arizona, donde reside la inspiración de The Coincidentalist. Cálido, que no abrasador, es su último disco hasta ahora, colección de once canciones que se defienden por sí mismas sin necesidad de abrazarse a un motivo, una justificación.
Con su voz rasposa y acariciante al mismo tiempo, bregada en mil caminos y mil posadas a lo largo de los años, Howe Gelb susurra sus historias con la seguridad del veterano relator y se rodea de magníficos y siempre mesurados arreglos. ¿Country, rock, calidez soul, balada intimista con nocturnidad? De todo eso hay en The Coincidentalist, pero nada fácilmente definible o convencional. Sí está más claro que Howe Gelb mantien un esplendor compositivo y expresivo con la inmediatez y el misterio que conviven en canciones como Vortexas, con sus deliciosos coros y campanas; en la placidez que da la slide guitar de Running Behind, en la rotundidad del piano de The 3 Deaths of Lucky y su dúo con KT Tunstall; en la íntima confesión de Picacho Park, en el cierre con ambiente de antiguo salón jazzistico que es Instigated Chimes.
Con invitados resplandecientes como Steve Shelley, M. Ward, Andrew Bird y Bonnie Prince Billy, Howe Gelb ha completado un disco que va creciendo con cada escucha, y se hace muy buen compañero para quienes ya tengan en su santuario a Lambchop, Tindersticks o el Nick Cave más reposado.
)
)
)