Nada hacía presagiar que aquello pudiera funcionar: Nick Lowe solo con guitarra acústica al aire libre y gratis, como ‘gancho’ para un festival que se presumía multitudinario, el Stop War que ha montado la capitalidad cultural de San Sebastián 2016, en medio de un puente (el de María Cristina) y de la ciudad. Pero la voz única de Nick Lowe logró ayer domingo lo inesperado: que el público estuviera en silencio y con atención reverencial (al menos en la zona más cercana al escenario), como embelesado por la delicadeza y rotundidad con que el veterano británico que fue estandarte de la new wave y se dejó seducir (para engrandecerlos) por sones americanos en la madurez, desgrana cada una de sus canciones. Todas las palabras, cada una de las inflexiones de su voz, tienen importancia y entrega por un intérprete que, sin dramatismos ni rimbombancias, canta observaciones agudas sobre el exterior ( ‘People change’, ‘What’s Shaking on the Hill?’) o el interior (‘Sensitive Man’, ‘House For Sale’, profundas y conmovedoras historias de corazones rotos como ‘I Live in a Battlefield’). Cuánta sabiduaría con tanta sencillez.
Sin necesidad de aplacar al público, simplemente envolviéndolo en su aterciopelada voz que trae ecos de todos los principios básicos de la historia del pop y el rock, Nick Lowe se movió entre el rock de ‘onemanband’ (‘Raging Eyes’) y la balada desarmante, adentrándose con toda naturalidad en el terreno del susurro, retando al viento (el mismo que fastidiaba el sonido de los vídeos de aficionados con pocos recursos) como único competidor sobre el rumor de la ciudad en momentos tan emocionantes como ‘The Beast in Me’, la canción que compuso para Johnny Cash. Como acudió a todos los momentos de su extensa (aunque no demasiado prolífica) y muy cuidada carrera, no podía faltar la imperecedera ‘Cuel To Be Kind’. Coreable, y coreada por el público, también con delicadeza.
Mientras las elegantes vidrieras de las torretas del puente ejercían de decorativas lunas artificiales, Nick Lowe no se apegó a proclamas fáciles para ajustarse al festival Stop the War. Era mucho más sutil y natural dejar fluir su ‘(What’s So Funny ‘Bout) Peace, Love, and Understanding’ que también Elvis Costello hizo suyo, pero que su autor contrarresta con especial refinamiento. Total, que aunque hubiera sido más deseable verle en un sitio así acompañado de una banda, lo que parecía abocado al desastre se convirtió en una hora justa de maravillosa música al viento, y en medio del puente. Sólo esa ‘old magic’ de Nick Lowe podía lograrlo.