Creía que había cosas imposibles. De hecho, nunca me ha terminado de convencer el conocido eslogan que durante los últimos tiempos la multinacional Adidas ha adoptado: “Impossible is nothing”, o “nada es imposible”. Los imposibles también existen… o eso pensaba al menos hasta este año, aunque cada vez me convence más la ya citada frase publicitaria.

El atletismo es un deporte en el que se debe hablar sobre la pista, jamás fuera de ella… ¿y qué mejor sitio para hablar (o más bien gritar) que en el Estadio Olímpico de Montjuic? Hace apenas nueve meses parecía que ponerme barreras, vallas, obstáculos y muros era el pan de cada día. Y ahora, en cambio, he superado la primera barrera importante en cuestión de marcas, los 50´00 en el 400 ya están rebasados y en un gran estadio como Montjuic (ese recuerdo siempre lo tendré guardado en un lugar muy especial de mi corazón); en asuntos de mentalidad, parece que ya están más que rotas todas esas barreras…

La situación era propicia (hace un año hubiese sido mortífera): una gran pista, el apoyo necesario en ella, la preparación física ineludible… y sobre todo una cabeza segura y firme. Pues bien, pese al fuerte viento que soplaba sobre aquel estadio que hace veinte años deslumbraba a todo el planeta, pese a formar parte de una serie compuesta por siete atletas con mejores marcas que yo en su totalidad, pese a unas ligeras molestias en la espalda… algo en mi cabeza se activó y el muro anteriormente infranqueable de los 50 segundos cayó: 49´93, y contra todo pronóstico, ganando la serie. .

Pero no solo fue la cosa bien a nivel individual, a nivel colectivo, la selección de Euskadi se trajo para casa un positivo sexto puesto en el Campeonato de España por comunidades autónomas, alguna que otra marca a destacar de entre los participantes vascos, la reaparición de una grande como Naroa Agirre y la felicidad de varios de los miembros que la formaban.

La verdad es que ha sido un año en el que mil y un obstáculos han sido apartados del camino embarrado por el que caminaba a diario. Y las barreras han ido cayendo una tras otra: primero la de 52 segundos, luego la de los 51 y ahora la de los 50. ¿Cuál será la próxima? Ya se verá… Este fin de semana, Campeonato de España Junior en Avilés, y el objetivo está claro, pasar a la final. Antes era imposible, ahora es factible. ¡Quiero que esta vez los pajaritos vuelen por aires asturianos!

Volando como los pajaritos

“IMPOSSIBLE IS NOTHING”