Los Juegos Olímpicos están más cerca. Apenas faltan uno días, unas horas (el 7 de septiembre se sabrá) para conocer si Madrid será la sede de los Juegos del 2020… y todo es alegría y alborozo. Solo parece que Tokio nos puede parar… pero ¿realmente nos merecemos los Juegos Olímpicos?
No, no nos los merecemos. Esa es mi opinión. Sin embargo, quiero que nos los den. ¿Por qué? Porque es la salvación para nuestro deporte, para el deporte español, es la salvación inmerecida que el deporte español necesita ahora que poco a poco (o a pasos agigantados, depende del caso) se está muriendo. Y se muere, en gran parte, por culpa de esos que hoy piden los Juegos Olímpicos de Madrid.
Los Juegos del 2020 significarán una inyección de confianza, y sobre todo, de dinero para preparar una carrera olímpica que sin ese empujoncito pasaría de carrera de 100 metros lisos a carrera de 3.000 obstáculos.
Pero ¿por qué no nos merecemos los Juegos Olímpicos?
1) Los deportistas españoles, los mejores, están abandonando el país. No tienen ayudas, no pueden centrarse única y exclusivamente sus campeonatos con unos pocos euros al mes. Con el dinero que reciben de las becas (y eso los que tienen la suerte de tenerlas) no tienen ni para comer. Por poner un ejemplo, David Cal, abanderado español en los JJ.OO. de Pekín, un hombre que acumula cinco medallas en tres Juegos diferentes, abandonó hace un tiempo España.Su entrenador, Morlán, dijo lo siguiente antes de su marcha: “Por la maldita crisis los presupuestos se han recortado. El presidente me hizo saber que después de un Ere tenían intención de volverme a bajar el sueldo. Y les dije, mira no. Si después de la quinta medalla no me subes el sueldo, vale. Pero no me puedes ofrecer esto después de la quinta medalla”. El del piragüista es uno de los casos más llamativos, pero no es el único. Muchas jugadoras de la selección de balonmano se están marchando a Dinamarca y la lista sigue y sigue y sigue.
2) Es simple. El dopaje. Es una auténtica vergüenza que tras un escándalo con nombre y apellidos como el de la Operación Puerto, el mayor culpable (que no único) haya salido “de rositas” y esté en la calle. Ni siquiera ha entrado en la cárcel por una antigua ley antidopaje pésima. La de ahora, mejor, pero dudo mucho que sea suficiente. En cualquier caso, el multitudinario juicio que finalizó hace unos meses, fue un intento por lavar la imagen de nuestro deporte que no hizo más que dejarnos en ridículo ante todo el mundo. Las bolsas de sangre, destruidas o en proceso de que así sea, y eso pese a la oposición de muchísimos deportistas (y amantes del deporte) que en su día reclamaron que no se destruyeran. Nunca se sabrán los nombres… De todas formas, en este aspecto estamos por delante de Estambul.
3) Falta de apoyo. No sé cuál será la situación en Estambul, y sobre todo, en Tokio, nuestro máximo rival (según tengo entendido hay muchos japoneses que no están de acuerdo con el gasto que supondría organizar los JJ.OO.). Sin embargo, lo que sí sé es que no es normal que a un mes de conocer la sede, el mismísimo alcalde de Barcelona, Xavier Trias, diga: “Si el Comité Olímpico Internacional no adjudica a Madrid la celebración de los Juegos Olímpicos de 2020 será el momento para hacer una apuesta muy clara, pero que muy clara de la capital catalana y el Pirineo para acoger los Juegos de Invierno de 2022”. Barcelona y Madrid, intereses muy diferentes. ¿Por qué no espero al 8 de septiembre el alcalde Barcelona para hacer esas declaraciones? De todas formas, entre los deportistas no faltan apoyos. El mismísimo Pau Gasol será uno de los que esté presente el 7 de septiembre en Buenos Aires. Señal de que los deportistas quieren los Juegos. Saben que ahí puede estar la salvación.
4) Instalaciones construidas, “viejas” en 2020. Es cierto que tener prácticamente todo hecho puede ser una ventaja. A partir de ahora, todo lo que venga serán ingresos y no gastos (no literalmente). Sin embargo, llegar al año 2020 con instalaciones que fueron construidas para unos Juegos del 2012 que finalmente no llegaron nos puede hacer quedar en ridículo ante otros países. La Caja Mágica es un claro ejemplo de eso. Los Juegos de Pekín dejaron el listón muy alto, los de Londres, también… Ocho años es mucho tiempo en este momento en el que los avances tecnológicos llegan casi día a día.
5) La corrupción. No me quiero meter en cuestiones políticas, pero la situación es la que es. ¿Cambiará para Madrid 2020? Quién sabe. Pero no creo que seamos precisamente ejemplares. De todas formas, soy de los que pienso que deporte y política no tienen que ir de la mano. Sin embargo, son unos Juegos Olímpicos… Hasta el mismísimo Urdangarín, gran deportista y olímpico, está metido en estos asuntos oscuros. Un par de imágenes valen más que mil palabras…
6) Becas ADO. Vuelvo a algo similar a lo dicho anteriormente. Esta vez, el protagonista es Saúl Craviotto. Esta misma semana, declaraba que lleva “nueve meses sin cobrar la beca ADO“. Esto se suma a que cada vez es más complicado obtenerla y que se ha reducido, en algunos casos, desde los 15.000 euros anuales a los 5.000. ¿Se puede sobrevivir con 5.000 euros al año? O lo que es más importante, ¿se pueden preparar unos Juegos con 5.000 euros al año? La dedicación para dar la talla (o simplemente obtener la mínima de participación) ha de ser completa cuando en juegos está participar en Río 2016.
7) Cultura deportiva pésima. No descubro nada si digo que la cultura deportiva de España no es precisamente la mejor del mundo. Otros países nos dan 1.000 vueltas. Nos interesa el fútbol, lo cual está muy bien. Pero de los demás deportes pasamos olímpicamente. No hay ayudas (véase el punto 6), no hay patrocinios… Y lo que es peor, los medios de comunicación no le prestan atención al resto de deportes. Esto se ve mejor con un ejemplo. Mientras en Francia el diario deportivo L’Équipe nos demuestre cada día qué es lo que hay que hacer (y sigue vendiendo) con portadas dedicadas al deporte que en ese momento se lo merece, aquí nos aburren con Bale, con Casillas, con Neymar… a diario. La selección española de waterpolo femenina gana el oro en el Mundial de Barcelona con más del 50% de jugadoras catalanas y el Sport y El Mundo Deportivo no lo ven suficientemente importante. Otro ejemplo. Ruth Beitia logra un gran tercer puesto en el Mundial de Atletismo de Moscú. ¿Qué hace Antena 3? Abrir con el partido que aún no se ha jugado del Real Madrid, seguir con el Barça, continuar con el partido ya jugado de la Real Sociedad, darle un par de giros al fichaje de Aranzubia por el Atlético de Madrid (eso después de empezar la sección de deportes con un cámara llevándole un balón al presentador durante unos 10 segundos) y para finalizar, 5 segunditos para la medalla de Beitia. Pero no acaba todo aquí, ni mucho menos. Después de no emitir el Mundial de Atletismo de 2011, RTVE adquirió los derechos del Campeonato del Mundo de este año a última hora. Costaban 80.000 euros. ¿Gracias a quién fueron comprados? ¡A Cárnicas Serrano! Ni siquiera ellos pusieron el dinero para adquirir los derechos del Mundial de Atletismo, el deporte rey de los Juegos Olímpicos. Sin el apoyo de los medios de comunicación es imposible que un deporte se afiance en un país.
8) Los clubes y entrenadores desaparecen. Es normal que los entrenadores se quieran desentender. Máxima dedicación, ninguna compensación. Meten horas, horas y horas y ven como les quitan las ayudas. Para eso, mejor dedicarle ese tiempo a la familia. Los clubes, desaparecen. Y si no, tienen que renunciar a muchas competiciones. Ya no tienen ayudas. Muchos equipos no pueden hacer frente a lo que cuesta un desplazamiento. Esa es la situación, desgraciadamente.
Las ventajas de organizar unos Juegos Olímpicos en casa son muchas, aunque está claro que también hay aspectos negativos. Quizás no sea el mejor momento para lanzarse a la aventura, el gran reto. Quiero los Juegos Olímpicos. Pueden salvar a nuestro deporte como pasó con Barcelona 1992 (entrenadores extranjeros de gran nivel, más ayudas, interés de la gente e incluso de los medios de comunicación… El resultado de esos Juegos fue el máximo número de medallas conseguidas por España en toda su historia). Gran parte de la inversión en cuanto a instalaciones está hecha. Se recuperaría dinero. Tokio, por favor, no te los lleves, aunque seguramente te los merezcas más… Los Juegos Olímpicos de 2020 nos vendrían bien, pero es bueno saber que no todo es como a veces se pinta.
A todo esto, Rajoy será uno de los encargados de hablar en Buenos Aires el día 7 y las casas de apuestas no consideran que seamos los favoritos en esta dura carrera olímpica.
@Karellopez