Durante los últimos días se le ha estado dando vueltas a un asunto de amaño de partidos por parte de un tenista español. Al parecer, y según pude ver ayer en blog ‘La bola entró’ de Alexis Algaba, el tenista que está siendo investigado en ese oscuro caso es de Bilbao y se llama Guillermo Olaso. Pues bien, se enfrenta a una sanción de por vida (y a una multa de 250.000 dólares). Al reflexionar sobre la dureza de la sanción, pensé: ¿Por qué un deportista que intencionadamente se dopa no es sancionado de por vida y uno que amaña partidos sí?
Quiero dejar claro, en primer lugar, que mi postura es clara: el que amaña eventos deportivos y el que se dopa de forma intencionada deben ser sancionados de por vida. Ese tipo de ‘deportistas’, por favor, lejos del deporte.
Evidentemente, los casos de dopaje y de amaño de partidos no son lo mismo. El propio Alexis me decía ayer algo que no se puede discutir: “Quizá con los amaños condiciones más el resultado final que con el dopaje”. ¡Cierto! Valerse de sustancias prohibidas en la práctica deportiva no garantiza el éxito. De hecho, las duras sesiones de entrenamientos suelen incluso aumentarse (gracias, en gran medida, al plus que esas ‘pócimas’ proporcionan). El que se dopa y quiere ganar tiene que entrenar muy duro para lograrlo. Y puede que haya algún deportista cuya superioridad sea tal que incluso le derrote. El que amaña un partido, el que se deja ganar para recibir a cambio una compensación económica, tiene la garantía de que se saldrá con la suya, por lo que ese evento deportivo deja a un lado la competitividad. No gana el mejor. De lo único que se tiene que preocupar el que amaña es de que no sea muy evidente para no levantar sospechas. Y a veces…
Tampoco es discutible que los dos casos son claros ejemplo de fraude. Gracias al dopaje y al amaño de competiciones deportivas hay gente que se lucra, hay deportistas que dejan de ganar dinero por culpa de tramposos, hay auténticos luchadores que no alcanzan finales por culpa de aquellos que no juegan limpio. En definitiva, hay ilusiones y sueños rotos por culpa del dopaje.
Antes decía que el amaño y el dopaje intencionado merecen sanciones de por vida. Quiero dejar claro lo del dopaje intencionado. Con esto quiero decir que deben ser expulsados para siempre de las competiciones aquellos que se dopan queriendo. Evidentemente, aquel que toma un medicamento sin saber que va a dar positivo por ello, no debe ser suspendido de por vida (recuerdo que medicamentos de habitual uso que se adquieren en farmacias pueden dar positivo). Aunque tampoco lo justifico, ya que un deportista de élite debería saber lo que puede tomar y lo que no (o al menos, consultar al médico o a la federación antes de hacerlo). Sé que es duro, sé que somos humanos y que podemos cometer errores. Pero en estos tiempos en los que el dopaje no solo mancha la imagen del deportista implicado, sino que también la de su país y la del deporte que practica, creo que la ‘cadena perpetua’ es la única solución. Sanción de por vida y que devuelva todo el dinero ganado. ¿Cárcel? Depende. Evidentemente, habrá casos y casos, pero igual que el que estafa a Hacienda va a la cárcel, el que gana enormes cantidades de dinero engañando a miles de personas también debería hacerlo.
En los últimos meses se han tomado ciertas decisiones importantes. La Agencia Mundial Antidopaje aprobó un nuevo Código Mundial (entrará en vigor en 2015) con el que se sancionará a los deportistas que consuman sustancias dopantes con cuatro años (en lugar de dos), salvo que el deportista demuestre que no lo hizo de forma intencionada. Avanzamos, pero cuatro años me siguen pareciendo poco. Normalmente, el que se dopa una vez, lo vuelve a hacer. Ese egoísmo, ese afán por ganar a cualquier precio, no suele desaparecer. Es en ese momento cuando llegan las sanciones de por vida, con la reincidencia. ¡Tarde!