La Ley de Los Ángeles fue una serie extraordinaria que señaló un antes y un después en las series de abogados. Hasta la aparición de L.A. Law (su título original) el abogado era un personaje brillante que resolvía casos criminales en un juicio, con su mayor exponente en ‘Perry Mason’ o ‘Matlock’.
Steven Bochco, que revolucionó el género de policías con ‘Hill Street Blues’, hizo lo mismo con La Ley de Los Ángeles, creando una serie coral en un bufete de abogados de alto standing, donde los juicios no eran lo más importante sino las relaciones que se establecían en el bufete, tanto con los clientes como con los empleados.
Los casos no solo eran criminales, sino mercantiles, matrimoniales y de todo tipo, donde los abogados elegantes y atractivos del bufete consideraban el negocio como lo más importante. Las cruzadas personales quedaban en un segundo plano.
La serie, además, contribuyó en gran manera a cambiar la visión de la gente sobre la abogacía, al presentarla como una profesión glamourosa y de prestigio donde se podía ganar mucho dinero. Su exquisita presentación llevó a muchos jóvenes a decantarse por el derecho como opción de estudios, de forma similar a lo que ‘Lou Grant’ hizo al periodismo o ‘Urgencias’ a la medicina.
Hoy nos vamos a poner la toga y recordar la maravilla que fue La Ley de Los Ángeles, una serie algo olvidada para la inmensa fama que tuvo en su momento, con ese inicio que empezaba por el cierre del capó del coche con el sonido del saxofón de la sintonía del prolífico Mike Post:
Ficha:La Ley de Los Ángeles, 172 episodios. Sep 1986- May 1994, NBC (USA) -La 1 (E).
Sinopsis: El bufete de abogados McKenzie, Brackman, Chaney y Kuzak, uno de los mejores de Los Ángeles, es el centro de las historias basadas en los casos que les llegan al bufete, con su equipo multidisciplinar que cubre todos los campos de la abogacía. La serie comienza con la muerte accidental de uno de los cuatro socios principales de la firma y los cambios internos que ello conlleva.
El inicio: Steven Bochco, al dejar ‘Hill Street Blues’ por desavenencias con la productora, propuso a la cadena NBC hacer una serie de abogados rompedora con todo lo anterior, con un estilo parecido al de su serie insignia.
Bochco se unió a una guionista-abogada, Terry Louise Fisher, y escribieron el episodio piloto, que fue estrenado la noche de los viernes de la temporada 86-87, para pasar posteriormente a ocupar el lugar que ocupaba ‘Hill Street Blues’ el jueves por la noche, donde inició su carrera meteórica hacia la fama.
Al final de la primera temporada Bochco despidió a Fisher sin contemplaciones, y ascendió a un joven abogado de Boston al que había fichado como guionista al principio de la serie, David E.Kelley.
El ahora famosísimo Kelley (‘Picket Fences’, ‘Chicago Hope’, ‘Ally Mc Beal’, ‘El Abogado’, ‘Boston Legal’…) empezó su carrera con Bochco en esta serie y fue la piedra angular del desarrollo de la misma, con su conocimiento de la realidad de los bufetes de abogados llevada al terreno de la ficción. En la foto pueden ver a Kelley a la derecha de la foto, con Bochco a la izquierda y un periodista (Jim Longthorn) en el centro.
La obra ganó cuatro Emmys a la mejor serie dramática en sus seis primeras temporadas y fue un auténtico bombazo tanto en los USA como en nuestro país. Sus actores arrasaron en las nominaciones y en los premios de la Academia de la Televisión americana durante casi toda su singladura.
La trama: Hasta la aparición de La Ley de los Ángeles, las series de abogados seguían principalmente el modelo ‘Perry Mason’ con el abogado como una especie de superhéroe que salvaba a su cliente aparentemente culpable para en el momento del juicio descubrir al verdadero culpable en el estrado. Eran series muy personalistas y el 80% de la acción sucedía en la sala de juicios, siempre de tipo penal.
Bochco dio una vuelta total al género al convertir al bufete en el centro de la acción, con muchos abogados especializados en diferentes ramas del derecho para básicamente ganar mucho dinero. Un fiel reflejo del final de la época Reagan, cuando empezó a emitirse la serie.
El idealismo quedaba de lado, primando la facturación y el reparto de beneficios para los socios del bufete, además de mostrar las diferentes castas de abogados que trabajaban en el bufete, desde los socios de la empresa pasando por los asociados hasta llegar a las secretarias, paralegales y auxiliares en la parte más baja del escalafón.
Otro punto importante es el carácter multidisciplinar del bufete con especialistas en penal, laboral, mercantil, matrimonial, fusiones y adquisiciones, tributario, etc, para dar toda clase de servicios a sus grandes clientes como los conglomerados industriales o empresarios millonarios.
La serie era completamente coral, sin un protagonista destacado, y siguiendo el estilo de Bochco en cada episodio se sucedían multitudes de tramas interrelacionadas, que podían durar desde una escena hasta diversos capítulos para los casos más complicados.
La mayor parte de la acción sucedía en el bufete donde se negociaba, pactaba y arreglaba casi todas las cosas, con las partes contrarias y los clientes acudiendo a juicio solo cuando no les interesaba llegar a un acuerdo. Los juicios eran espectaculares, pero no ocupaban la parte del león de la serie y sencillamente daban conclusión a los casos del bufete.
Otra característica destacada era ver juicios de todo tipo, no únicamente penales, lo que daba pie a ver demandas de todo tipo y de lo más pintorescas. Como en este vídeo, donde se lleva a juicio una demanda por despido a una persona que sufre el síndrome de Tourette, con una gran actuación del actor que lo interpretaba Lenny Wolpe:
Bochco y Kelley supieron combinar de forma magistral la comedia y el drama en cada capítulo, entremezclando los casos más dramáticos con momentos de distensión con casos que rozaban el esperpento en algunos casos, pero que eran realmente divertidos.
Con el transcurso de las temporadas empezaron a aflorar rencillas interiores entre los socios, sobre todo en base a temas económicos, que desembocaron en algunas guerras civiles. En este contexto, se produjo una de las escenas más memorables de la historia de la televisión y la más recordada por los fans de la serie por la forma que tienen de zanjar una disputa entre dos enconados enemigos por el control del bufete, como muestra el vídeo (contiene spoiler):
Curiosamente, esta escena de la quinta temporada constituyó el punto álgido de la serie y la marcha de Bochco y Kelley al finalizar esta temporada marcó, junto a la salida de algunos miembros del reparto principal, el inicio de su declive.
En las últimas temporadas derivó hacia temas más culebronescos. Perdieron gran parte de la frescura inicial y los casos eran cada vez más reiterativos y menos interesantes, lo que les hizo caer en las audiencias propiciando la vuelta de Bochco y Kelley al final de la séptima temporada. Pero el final estaba cada vez más cerca.
Como hemos indicado en el preámbulo, la serie cambió totalmente junto con las novelas de John Grisham la visión de la abogacía, dando una imagen de prestigio y glamour ejercida por yuppies que no tenían nada que envidar a los brokers de Wall Street, con oficinas grandes y luminosas y con mucho espacio.
Los abogados de la serie poseían mansiones de lujo, coches deportivos, vestuario de marca y la apariencia era una parte muy importante de su trabajo, lo que produjo un flujo hacia las facultades de Derecho de los USA, en busca del dinero a espuertas que ganaban los abogados.
La serie reflejaba muy bien la diferencia económica, salarial y de estatus entre los socios del bufete y el resto del personal, en especial los abogados jóvenes que se veían obligados a trabajar mas de cien horas a la semana con la esperanza de llegar a ser socios algún día y alcanzar el nirvana de la abogacía, como una inversión a largo plazo en su carrera.
Personalmente, la serie me encantaba, como casi todo lo que ha hecho Bochco, pero ésta forma parte de su trilogía estelar junto con ‘Hill Street Blues’ y ‘Policías de Nueva York’, que en total suman 27 temporadas de la mejor televisión que se ha hecho en el siglo XX.
El ritmo frenético y las tramas apasionantes eran un caramelo para una persona como yo, ajena al mundo del derecho, ya que me permitió conocerlo desde una perspectiva diferente a la predominante hasta el momento. Los episodios se pasaban en un periquete y se disfrutaban de principio a fin con un nivel altísimo que no decaía en ningún momento y manteniendo siempre en vilo al espectador.
Curiosamente, el reflejo de ese lujo y modernidad le ha pasado mayor factura que a sus otras dos homónimas, en especial en tiempos de crisis, donde la ostentación y el lujo están mal vistos y la serie recuerda esos tiempos felices, donde todo valía y se podía hacer.
Por esta razón la serie ha envejecido peor que otras, y los vestuarios y peinados de finales de los 80 ahora se ven más anacrónicos que el traje de Perry Mason. Por eso ha caído en un cierto olvido completamente injustificado.
Los actores: La pareja protagonista principal era la formada por el antiguo fiscal del distrito, Michael Kuzak, y la fiscal Grace Van Owen, interpretados por Harry Hamlin y Susan Dey. Él era el responsable del área de penal del bufete y ella, una ayudante de fiscal del distrito, a la que tenía de oponente en muchos juicios. Hamlin no era muy conocido, pero con esta serie saltó al olimpo de las estrellas televisivas, mientras que Susan Dey había sido muy famosa de joven por participar en la azucarada serie musical ‘La Familia Partridge’, donde hacía de pianista.
Sus papeles eran los principales al inicio de la serie, pero con buen criterio los guionistas fueron diluyendo sus escenas dentro del reparto coral del bufete, con el consiguiente enfado de los actores al ver disminuida su importancia. Por ello, Hamlin se fue al finalizar la 5T y Dey la 7T, pero en sus papeles posteriores no se han acercado ni de lejos a esta serie.
Corbin Bernsen consiguió su primer papel importante como el abogado matrimonialista y mujeriego Arnold Becker, al que vemos en la foto con su fiel secretaria Roxanne Merman, interpretada por Susan Ruttan, con la que mantenía una gran relación profesional que intentaba mantener a raya los aspectos personales.
Bernsen fue la gran sorpresa de la serie y hacía muy bien de abogado brillante, ligón y mujeriego empedernido, siempre dispuesto a consolar a sus afligidas clientes divorciadas. Era el más ostentoso de todos los abogados, porque era el que facturaba más dinero y fue uno de los actores que resistió hasta el final de la serie. Posteriormente ha seguido trabajando con regularidad y ahora le pueden ver en ‘Psych’.
La pareja ideal de la serie era la formada por el matrimonio en la vida real de los actores Jill Eikenberry y Michael Tucker, como Ann Kelsey y Stuart Markovitz. Ella era una especialista en laboral y él, en derecho tributario. Su relación empieza como una amistad por la timidez de Stuart, pero va evolucionando progresivamente de forma muy estable y con una química excepcional entre ambos actores, como la que tienen en la realidad.
Una de las mejores anécdotas de la serie es cuando sus papeles declararon tener un truco para tener una gran vida sexual, al que llamaban la ‘Mariposa de Venus’. Este truco creó tal expectativa que mucha gente empezó a preguntar sobre el mismo, a qué técnica se refería, cuando era un invento de los guionistas…
El equipo directivo de la casa corresponde a los dos primeros apellidos del membrete, Brackman y McKenzie, interpretados por dos ilustres veteranos: Richard Dysart (izquierda) y Alan Rachins.
Dysart daba un gran porte a su papel de socio director de la firma encargado de las relaciones a más alto nivel, y a poner orden en el bufete cuando los problemas afloraban, acompañado por el gerente que era su mano derecha y el papel más antipático de la serie. Brackman era el encargado de las finanzas y de controlar la facturación y los gastos, y al no ejercer como abogado era menospreciado por el resto de sus socios. Pero era el jefe de máquinas del bufete.
Más allá de los socios principales, tenemos a los jóvenes abogados que se mataban a trabajar por un sueldo mucho más bajo, a la espera de convertirse en socio al cabo de unos años. Además, de forma hábil, los guionistas realizaron una elección de actores en este área para diversificar la serie, que era toda blanca en sus puestos directivos.
El más destacado de todos es el famoso Jimmy Smits. que inició su carrera aquí como el abogado Victor Sifuentes, el más idealista del grupo, penalista de vocación, que chocaba continuamente con los miembros más veteranos del bufete por sus posiciones más progresistas, haciendo de conciencia social del grupo.
Smits, que se incorporó para cumplir la cuota latina, aprovechó al máximo su oportunidad y empezó una fulgurante carrera tanto en cine como en televisión que dura hasta la fecha.
El lado negativo es Michelle Greene, como Abby Perkins, una joven abogada voluntariosa y muy trabajadora pero menos brillante que sus compañeros. En un entorno tan competitivo nunca llegaba a destacar.
Era el papel menos agradecido de los principales aunque Greene lo hacía bien, pero su carrera posterior ha sido como su papel, completamente inocua.
Por último, y ante las críticas de la comunidad negra, Bochco introdujo un abogado de color en la segunda temporada para diversificar el reparto, y eligió con gran criterio a Blair Underwood.
Underwood era un abogado joven y muy ambicioso, que luchaba contra cualquier tipo de discriminación racial y era muy enérgico. Fue otro de los actores que aprovechó la ocasión para labrarse una buena carrera posterior.
Además del reparto inicial, entraron muchísimos personajes que seguro que recuerdan , pero para no alargar demasiado el artículo no vamos a comentarlos.
El final: La serie fue languideciendo desde la 6T. Las continuas salidas de actores del reparto inicial y entradas de nuevos personajes iban presagiando el final y la crisis de principios de los 90 hacía que los abogados tan especiales perdieran algo de predicamento entre el público, por lo que la cadena NBC decidió cancelar la serie al finalizar la 8T.
El capítulo final fue interesante, creando una nueva situación inesperada, pero cerrando la mayoría de las historias del bufete que siempre fue el centro de la serie, mientras que los personajes salían y entraban. En el vídeo pueden ver una promo de la última temporada para comprobar los cambios:
En el año 2002 se hizo una película con la mayoria de los actores del reparto inicial (faltaron Jimmy Smits y Blair Underwood), donde se retomaban los personajes y las situaciones ocho años despues del final de la serie, en un intento bastante torpe de revivir tiempos pasados que pasó con más pena que gloria por las pantallas televisivas,
La Ley de los Ángeles, una de las series que indudablemente ha marcado la historia de la televisión en lo referente a los abogados, creando una escuela por la que luego han transitado ‘Ally McBeal’ o ‘El Abogado’ hasta llegar a la actualidad, donde las excelentes ‘The Good Wife’ o ‘Suits’ han tomado el relevo a esta brillante serie que hace 25 años revolucionó la pequeña pantalla.
Hoy es uno de esos artículos en los que más he disfrutado recordando una serie excelente y ha sido un verdadero placer compartirlo con todos ustedes, a los que espero que les haya traído grandes recuerdos. Por ello, se lo dedico a algunos seguidores del blog que pertenecen al mundo de la abogacía y el derecho que estoy seguro que estaban encandilados por esta serie en su momento.
Esperamos sus opiniones y comentarios, aquí o en nuestras cuentas de Twitter (@jefoce) y (@lmejino). Hasta la próxima.
Mikel Madinabeitia/ Lorenzo Mejino