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Relato erótico: La Perra de Paulov

 

Hola a las personas del mundo:

Esta semana tenemos el enorme placer de presentaros un post muy especial y sensual, de la mano de una de nuestras profesionales favoritas: IRATXE GIL.

Ella es psicóloga, sexóloga, terapeuta de parejas/sexual y literóloga , toda una Joyita !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!. Actualmente, esta afincada en Vitoria y, entre sus proyectos, esta preparando un libro de relatos eróticos del cual nos ha querido regalar un pedacito. Estamos encantadas de contar con la colaboración de Iratxe. Muchas gracias/ Eskerrik asko

Os dejamos con el relato.

LA PERRA DE PAULOV

Derechos de Imagen Iratxe Gil

 

Los destrozos mortifican menos reposando entre los muslos de la chica. El viejo se equivocaba por completo. Es él quién se está fracturando. La chica es su muro de contención. Su habeas corpus. Las noches más punzantes se acoge a la quinta enmienda aguantando la respiración entre sus pechos. Lleva días evitándola.  Como un exyonki evita pasar por la esquina de su camello particular. Ayer la vio a través de los sucios cristales del bar. Su melena escondida bajo un pañuelo rojo. El vestido de cuadros que tantas veces le ha arremangado en el baño de ese mismo bar. No pudo evitar la erección.   Allí estaba también el viejo, estoico en su coto privado de borrachera. Parte ya del inmobiliario. Ni aquello consiguió detener el bulto. Esta noche también está empalmado. Los excesos no le dejan dormir. La chica le ha llamado unas cuantas veces. El móvil ha acabado sumergido en una jarra de cerveza. Sus nudillos ajustando cuentas con su orgullo de ladrillo. Lleva horas vagando por la casa. ¿Dónde cojones estará el viejo? Se autocorrige. ¿Dónde cojones se habrá quedado tirado el viejo? Hoy no piensa salir a buscarlo. Lo único que va a conseguir que se duerma es matarse a pajas. Pero no quiere pensar en ella. En cómo se acaricia la tripa cuando está tumbada en el sofá. Despacito. En cómo sin darse cuenta acaba llegando a los pechos. Inercia.  Por debajo de la camiseta. Ya se intuye la erección de sus pezones. Ella sigue despistada. Apretándolos con dos dedos. Entonces la otra mano parece despertar. Se la mete dentro de las bragas. El chico está acariciando su glande. Despistado también. Ella deja la mano allí dentro. Quieta. Unos segundos. El chico siempre que la ve hacer eso piensa que él pasaría el resto de su vida ahí. Caliente. Protegido. Respirando al ritmo del latir de su hambre de placer. Ella empieza a mover su mano dentro de las bragas. Paciente. Con lasciva sabiduría. Cierra las piernas apresando ahí la mano. Al chico se le suele poner dura instantáneamente. Como ahora.  Su cabeza suele estar condenada a la misma sentencia. La chica sonríe. Y si la chica sonríe es porque ya no hay indulto. Abre un poco las piernas. Sus muslos níveos están tensos. Utiliza dos dedos para empezar a estimularse. Los labios mayores se liberan de la braga. Están turgentes. Engreídos. La chica utiliza la otra mano para apartar la braga hacia un lado. Los dedos que antes mantenían un enfrentamiento con su clítoris descienden. Al chico le desequilibra ver sus bragas empapadas. Imaginarse esto le hace dejar de machacársela de golpe. Vuelve a acariciar el glande.  Ella empieza metiéndose un dedo. Entero. Entra solo. Valiente. Hidalgo. Con la palma de la mano no para de hacer presión sobre el pubis. Nota el ligero y libertino roce del vello empezando a salir. Le encanta. Vuelve a sonreír. Al chico esa sonrisa siempre le provoca una detonación en la polla. Liquido pre seminal por gentileza de la casa. Ella  Introduce otro dedo. Entra igual de fácil. El flujo le resbala por el perineo. Como un helado derritiéndose. Todo reluce.  Los labios. Los muslos. Sus dedos.  No puede evitar llevárselos a la boca. Como una niña pequeña. Se baja las bragas hasta las rodillas. Abre las piernas todo lo que la elasticidad de la goma le permite. La mano que tiene libre va directa al coño. Se penetra con otros dos dedos más. Unos incitan la parte delantera de la vagina. Los otros salen y entran. Sin descanso. El chico siempre piensa que si ella tuviera más manos no lo necesitaría jamás. Con los brazos intenta comprimir sus pechos. Saliva. Jodida perra de Paulov. Da tregua a una de sus manos y se quita las bragas. Las huele. Eso le provoca pequeñas contracciones en el vientre. Está agitada. Encendida. Eléctrica. Abre las piernas. Más. La mano que seguía dentro ahora recibe otra orden. El clítoris. Coge las bragas y poco a poco va introduciéndolas en su vagina. Notando el tacto de la lencería al entrar. No deja de mirar cómo entran. No pestañea. Se muerde los labios. Ahora el chico se masturbar sin piedad. Esa es una de las cosas que le enamoró de ella. La chica deja un poco de la goma fuera. Lo retuerce en la entrada de su coño. Acompasa las dos manos. Pero la del clítoris le pide más furia. Sumisa asiente. Cierra los ojos con fuerza. Sigue mordiéndose el labio. El chico reconoce esa cara. Un pequeño grito. Tira de las bragas de golpe. Salen chorreando diversión. Su cuerpo se relaja. Las pasea por su cuerpo. Le encanta la embriaguez que le dejan los orgasmos. Adula su cuerpo. Labios. Cuello. Clavícula. Ombligo. Pubis. Muslos. Les da las gracias. Su amor propio esparcido como una bomba de racimo. Mira hacia la puerta. Sonríe al chico. Sabía que estaba ahí. Él también se corre. Sigue sin tener sueño. No piensa volver pensar en la chica. No esta noche.

 

Autora: Iratxe Gil

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Sobre el autor

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Desde este blog queremos acercarte al amplio mundo de la sexualidad, entendido como una fuente básica de salud, bienestar y placer para las personas.

Aquí te encontraras noticias curiosas, videos y mucha más información relacionada con el tema.

Además dispondrás de un espacio donde poder expresarte y preguntar todas las dudas que tengas, sin ser juzgad@ y respetando a tod@s por igual.

Así que anímate


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