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Ainara López

SukaldaTU

¿Qué comen nuestros hijos en el colegio?

Llevaba tiempo queriendo saber qué come mi hija en el cole. Tan importante es qué ha aprendido nuevo cada día como saber qué ha comido y si le ha gustado. Mi pequeña Laia esta hecha una pequeña Chicote (dícese de aquel con el morro fino y la lengua afilada) y se de buena tinta que esta hecha una sacafallos. A punto he estado en mas de una ocasión de preguntar en secretaría si cabía la posibilidad de comer un día con ellos, tan sólo por salir de dudas de si esos casi seis euros que pagamos a diario son dignos de nuestros pequeños comensales. Leo el menú y he de reconocer que hay platos que me ponen los pelos como escarpias y que aunque en un ejercicio de autoconvencimiento intento pensar que todo esto esta pensado, examinado y bien ejecutado hay una parte de mi que sabe que una pizza o un pescado cocinado cinco o seis horas antes de comerlo no puede estar bueno.

Nos preocupamos de cómo van en mates o si aprenden a leer correctamente pero no nos paramos mucho a pensar qué comen y de que manera. Nos cuentan que estos menús están analizados por nutricionistas y profesionales del sector alimentario (no lo quiero poner en duda), me asaltan mil dudas cuándo leo nombres de pescados como Tilapia o Granadero. Está claro que con toda probabilidad no sepáis qué clase de pescados son estos, de hecho suele ser una pregunta habitual de padres y madres a las cinco en el patio del cole. De verdad, de corazón (de este corazón de pequeña cocinera que sufre por estos pequeños) no creo que ninguno de ustedes vayan al mercado a adquirir ninguno de estos especímenes, ni tan siquiera los imagino en un restaurante eligiéndolos para su menú diario. Pero no echamos cuenta de que ellos, esos pequeños pedacitos de nuestro ser coman esos productos que desconocemos, nos conformamos con pensar que será bueno para ellos. Ni un pescado traído de África ni uno que su máxime sería dar sabor a un fumé son dignos de un menú que nos cuesta unas cuantas docenas de euros al mes. No encuentro ese equilibrio necesario de pescado azul, blanco, carnes rojas y blancas. Sería maravilloso que verduras y primeros platos fueran tratados con cariño y mimo en las cocinas de los centros educativos. Sería maravilloso que la comunidad educativa se tomara en serio el tema de la alimentación porque al fin y al cabo es parte de su formación y crecimiento. Este tema preocupa, sobre todo para padres y madres que como yo no les queda otro remedio de dejarlos y confiar en que comerán correctamente.

Askora en un ejercicio de transparencia elaboró una campaña para que todo esto no fuera un misterio y tuviéramos que confiar en ellos como si de un algo divino se tratara. Etxean By Askora es una campaña de publicidad o un tanteo de un mercado abierto que son las casas dónde no se cocina. Cogí el folleto con la desconfianza de la calidad de una Tilapia y mal pensando que era muy probable que la comida que llegaría a mi casa no se parecería a lo que come mi pequeña.

Teníamos la opción de cuatro menús, nuestra elección fué el menú “Julen”. Crema de calabacín local y ecológica con patata alavesa, hamburguesa con salsa de tomate casero y ecológico y yogurt local. Difícil engañarnos en mi casa. Me costó que mi peque fuera capaz de probar la comida porque lo que había despertado su interés se esfumó al oir: “comida del comedor en casa”, salió despavorida como si un calambre recorriera su cuerpo al grito de “noooooooo”. Conseguí convencerla y mi pequeña  Chicote me argumentó porque esa comida no era como la del comedor con frases como: “las hamburguesas del comedor no traen esa salsa, es mas naranja. El puré no es tan claro y no sabe así y el yogurt del comedor no es tan rico”. Mi traducción es: “hemos cocinado mejor para que creas que tus hijos comen bien”, lo que me hace llegar a la conclusión de que quizás coman peor de lo que pensamos. El puré estaba sospechosamente engordado con alguna fécula o patata deshidratada, harina de maíz o similar. La hamburguesa tenía una salsa de tomate mas que digna que me quedó muy claro que NO es la que les  ponen el el colegio y el yogurt, ¡ay el yogurt! sin marca comercial, apuesto que de marca Goenaga no es el Danone que les dan a nuestros hijos.


Hubiera estado bien. Hubiera estado pero que muy bien ese ejercicio de transparencia de verdad. Me gustaría que se cocinara en los colegios, pagaría por ello. Al igual de interesarnos por el proyecto educativo de un centro también nos tendríamos que preocupar cómo se alimentan nuestros hijos en el cole. Debería importarnos, deberíamos plantearnos que ese dinero que pagamos mensualmente podría tener mejor destino. Esto no tiene nada que ver con una empresa o la otra, desde Askora hasta Auzolan me parece que las cosas se podrían hacer mejor y como padres está en nuestra mano hacer lo posible para cambiar las cosas.

Un niño bien alimentado será un niño sano y feliz. Un adulto que se preocupa por la alimentación de sus hijos es una persona responsable con el futuro de sus pequeños.

En cualquier sitio puede haber un buen cocinero y podrías ser tú

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