Acabo de volver de “mi otro mar”. Un viaje de retorno lleno de “blue” hasta los Monegros y que se vuelve “verde” al acercarme a mi tierra. Descargar el coche es el último paso hacia la rutina de mi vida de prejubilada. Abrir el buzón rebosante de cartas… ¿Cartas? ¡Cartas!

Casi dos docenas de cartas con mi nombre escrito a mano, cartas personales… ¿hemos vuelto a los años setenta o me está ocurriendo algo extraño?

 Con la intriga pesándome más que las maletas, observo que los sobres llevan una leyenda que dice: “No abrir hasta el día 12. En el lugar nº 1” o “Abrir el 12 de Septiembre en el n1 4”… Y así hasta pasada la veintena… El primer remitente me ensancha la sonrisa; el segundo provoca la risa alegre. El tercero, el cuarto, el quinto…me van dilatando el musculito del pecho hasta que la risa se troca en llanto emocionado. ¡Me habéis dado en mitad del corazón…!

 Coloco las cartas extendidas encima de la mesa del comedor. Las miro y las remiro. Sé que no puedo abrirlas todavía –menos mal que nunca he sido excesivamente curiosa-, que tengo que esperar a que sea el día doce de Septiembre –es decir HOY- para ir abriéndolas una a una, en el orden que viene marcado en los sobres.

 Escribo este post sin haberlas leído porque quiero dar las gracias antes de quitarle los lazos al regalo que me estáis haciendo entre todos. ¡Qué verdad es que, en tantas ocasiones, con la intención basta!

 Ahora, que nos enteramos del cumpleaños de nuestros “amigos” porque lo chiva el facebook, tomar el trabajo de –con tiempo de antelación- idear, pensar, llevar a cabo, con ilusión la sorpresa que me haga feliz en un día como hoy…¡no tiene precio para mí!

 ¡Cuántas veces los pequeños detalles nos proporcionan felicidad!

 ¿Por qué los descuidaremos tan a menudo en nuestras vidas?

 Decir “te quiero” a quien queremos, abrazar a la persona amiga que nos da cobijo en su corazón, una llamada por teléfono “tan sólo para escuchar tu voz”. Visitar a quien está enfermo, compartir un café con el que está triste. Invitar a un paseo. Cocinar un pastel y llamar a la puerta. Escribir una carta de puño y letra y que ésta entre en nuestra casa, en nuestra vida, como un pájaro que se cuela por la ventana y nos alegra el día…

 Y sé que no “debería” daros las gracias porque entre amigos es lo que tienen estas cosas, que se hacen con cariño y generosidad, con el ánimo de hacer feliz al otro y la mejor recompensa es ver la cara de alegría de quien es objeto de ese detalle mágico de la amistad.

 No podéis ver mi rostro en este momento, pero no creo que os cueste mucho imaginároslo. Vosotros, mis AMIGOS del Blog, esas personas que habéis dado el salto desde la pantalla del ordenador y habéis entrado en mi vida con las manos llenas de cariño y de buenas intenciones, sois el mejor regalo que podía esperar en un día como el de hoy.

 Un día alegre y feliz porque me siento afortunada de que estéis ahí, aquí, tan cerca.

 Así que los protagonistas, sois vosotros. Los que hacéis que cada mañana tenga ganas de compartir mis pequeñas reflexiones, mi “filosofía en zapatillas”, mis emociones –a veces turbulentas-, mi soledad, mis cuitas, mis penas… Y todo ello se hace liviano si viene como carga y se engrandece si viene con sonrisa. Saber que estáis “ahí”, al otro lado, tan lejos y tan cerca, os lo aseguro, me da un motivo más para sentirme feliz.

 Os quiero.

 Cecilia

 Protagonistas por orden de apeaderos:

Una mujer cualquiera/Marina/Miss Nikon/Atenea/Tara/Cris/Violise/Adriana/Yurre/Imanol

Iñaki/Joxepa/Mariposa/MaiteJuana/Xiribita/Margi/Nekane/Paqui/Patxi/

Mirenn.

Y todos aquellos otros que, desde detrás de un nick, sin conocer su rostro, contribuyen a mi crecimiento y evolución como ser humano.

 Por si alguien desea contactar:

apartirdeloscincuenta@gmail.com

 Foto: Amanda Arruti. Que ha venido en avión para compartir mi felicidad.