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Cecilia Casado

A partir de los 50

¿Y si me compro un “burkini”?


 

Al hilo de polémicas veraniegas sobre cómo hay que bañarse en las piscinas públicas o en las playas se me está ocurriendo que, igual, vaya usted a saber si, el dichoso “bañador de cuello cisne con txapela incluida” imperativo en las mujeres del Islam que quieren gozar de la sana alegría de retozar entre las aguas, no será la solución que tantas “infieles” como yo estamos necesitando para que no nos abrase el astro rey.

Y me explico.

Como cada mes de Junio, cuando me desplazo a “mi otro mar” para darle a mi ánimo y a mi cuerpo un buen cambio de aires, me enfrento de cara y sin remedio al hecho de que mi piel, mi suave y preciosa piel, (no tengo abuela) no resiste la acción abrasiva de los rayos del sol por pequeña que sea la exposición a los mismos. Así que no me queda otro remedio que pringarme con cremas protectoras de nueva generación si no quiero volver a hacer cola en las consultas del Oncológico.

Es esta una cuestión de la que no es consciente la población femenina en general y la masculina en particular, por aquello de “a mí no me des pringues” o cualquier otra excusa traída por los pelos. Y no es que las mujeres seamos más prudentes en este tema puesto que, mucho me temo, por conseguir un buen bronceado se cometen los mayores desatinos dérmicos que, como no puede ser de otra manera, luego se pagan a un altísimo precio con el nombre de queratosis, precarcinomas y melanomas varios. Mi oncóloga favorita siempre me recuerda que “si no se muriera por otros motivos antes, la población occidental fallecería toda ella de cáncer de piel”, pero los accidentes de tráfico, los accidentes cardiovasculares y un amplio abanico de dolencias le han tomado la delantera a este tipo de cáncer que se desarrolla inevitablemente en el campo de cultivo de las largas exposiciones al sol…para estar guapos.

Así las cosas no me queda otro remedio que ir a la playa bien tapadita, con mi pamela de rafia, la túnica de manga larga e incluso unos leggins para rematar el conjunto: un cromo en toda regla, vamos. Pero a mí me da igual porque mi piel la quiero mucho y necesito que me dure unos cuantos lustros más.

Pero con esto del “burkini” se me ha ocurrido que igual es la solución a estos inconvenientes de vestuario, que es un “tres en uno” que me lo taparía todo de golpe en vez de tener que estar disfrazándome por partes.

¿Me tirarán piedras en la playa de delante de mi casa si salgo a pasear por la arena de aquesta guisa? ¿Me señalarán con el dedo los niños rusos y ucranianos que veranean con sus papás en los hoteles de todo incluido que bordean el paseo marítimo? ¿Se burlarán de mí mis amigos de Facebook? ¿Saldré en la portada de algún periódico local?

Todas estas tribulaciones –y unas cuantas más- se me agolpan en la tarde mientras degusto mi té con bergamota e intento decidirme si ir al mercadillo y comprarme uno, que me han dicho que los hay de colores fosforitos muy aparentes y chulis.

Aunque, la verdad sea dicha, todavía me importa un poco lo que piensen los demás de mi persona sobre todo si después de una existencia bastante agnóstica alguien se cree que me he convertido a otra religión para aprovecharme de sus atavíos en cuestión de ropa de baño. Me lo voy a pensar un poco más…

En fin.

LaAlquimista

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Temas

Filosofía de Vida y Reflexiones. Lo que muchos pensamos dicho en voz alta

Sobre el autor

Hay vida después de los 50, doy fe. Incluso hay VIDA con mayúsculas. Aún queda tiempo para desaprender viejas lecciones y aprender otras nuevas; cambiar de piel o reinventarse, dejarse consumir y RENACER. Que cada cual elija su opción. Hablar de los problemas cotidianos sin tabú alguno es la enseña de este blog; con la colaboración de todos seguiremos creciendo.


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