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Cecilia Casado

A partir de los 50

La culpa la tiene el becario

 

Yo no supe lo que era un becario hasta que un presidente de EEUU metió la pata hasta el fondo y salió en portada de los medios de todo el mundo. En mi concepto de la cosa –del becario, no de las mentiras del presidente- cuando se terminaba de estudiar una disciplina universitaria había que hacer “las prácticas”, que venían a ser algo así como una primera experiencia laboral para incluirla en el CV. Las prácticas estaban avaladas por un contrato entre la Universidad y la Empresa en la que ibas a prestar servicio y remuneradas –mínimamente, eso sí- tal y como mandaba la ley. El estudiante en prácticas no llevaba a cabo tareas de responsabilidad y tan sólo ofrecía apoyo a los titulares del puesto para ir aprendiendo. Lo de ir a buscar café es un mito, de verdad.

Ahora parece que es distinto, que un becario NO es alguien que teóricamente debería tener una beca (que es una bolsa con dinero que permite estudiar y desarrollar  conocimientos) sino alguien con los estudios terminados, con el título incluso enmarcado, pero que accede al mercado laboral dispuesto a trabajar sin cobrar y encima estar agradecido. Yo lo considero una manera de esclavitud moderna y legalizada, pero allá cada cual.

Lo que ya me mosquea mucho es acudir a una clínica dental y que el empaste me lo haga el becario –que es como decir que me usan de cobaya y que mi dinero no va directamente al que hace el trabajo; casi te dan ganas de darle 10€ de propina cuando te hace el empaste. Lo que me mosquea mucho es ir a la peluquería y que me haga un buen trabajo la becaria de turno -que sólo recibe las propinas que le dan los clientes- mientras que la tarifa completa se la lleva el titular libre de polvo y paja al 100%.

Pero lo que me desconcierta ya del todo es que en los medios, cuando aparece una errata de las gordas, una falta de ortografía morrocotuda o una metedura de pata le echen siempre la culpa al becario, como si querer aprender fuera el saco de todas las bofetadas y donde van a parar los errores de los demás camuflados en el aprendizaje del aprendiz. También tengo entendido que hay bofetadas para ser becario; no sé si KuntaKinte diría algo si levantara la cabeza…

Yo no sé si lo entiendo muy bien esto de los becarios, pero creo que es una especie de timo de la estampita para explotar al prójimo by the face, es decir, hacerle trabajar gratis a cambio de darle luego un papel donde diga que “ha desarrollado las tareas propias de su puesto a total satisfacción de la empresa”.

Una chavala que conozco, licenciadísima en el tema de la Historia del Arte, “trabajó” como becaria en una conocida galería; es decir, sin cobrar ni un duro, ni seguro, ni derechos laborales. Todo legal según parece. Al acabar los varios meses de trabajo le dieron el papel que he dicho antes. Pero también durante ese tiempo tuvo que apechugar con los errores de otros, se le achacó el desorden imperante –que ya existía antes de que ella llegara-, se le exigió que fuera bien vestida y arreglada “para dar buena imagen” y cuando le dijeron, de un viernes para un lunes, que ya no hacía falta que viniera más porque habían contratado a otra Licenciada para entrar a trabajar, le dieron las gracias, dos palmaditas en el hombro y dos renglones para añadir a su C.V.

A mí me parece que eso no es muy honesto, la verdad, pero quién soy yo para juzgar ni criticar si nunca he tenido un becario a mi cargo… Aunque pensándolo bien, igual podría tener alguno, no sé, ofreciendo enseñarle a llevar una casa, a limpiar, cocinar, cuidar a una señora mayor (yo), sacar al perro y esas fruslerías y luego le doy un certificado de buena conducta y mejor comportamiento para que pueda incluirlo en su CV y acceder a un puesto de trabajo de los de verdad, de los que se remuneran y se inscriben en la Seguridad Social. No veo porqué no podría yo hacer lo mismo que hacen impune y legalmente los empresarios para proveerse de mano de obra gratuita…

La diferencia es que a mí se me caería la cara de vergüenza de tener a alguien trabajando en mi casa sin pagarle.

En fin.

LaAlquimista

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Filosofía de Vida y Reflexiones. Lo que muchos pensamos dicho en voz alta

Sobre el autor

Hay vida después de los 50, doy fe. Incluso hay VIDA con mayúsculas. Aún queda tiempo para desaprender viejas lecciones y aprender otras nuevas; cambiar de piel o reinventarse, dejarse consumir y RENACER. Que cada cual elija su opción. Hablar de los problemas cotidianos sin tabú alguno es la enseña de este blog; con la colaboración de todos seguiremos creciendo.


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