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Cecilia Casado

A partir de los 50

Dieta para ser feliz sin necesidad de adelgazar

 

Casi todas las mujeres que conozco y rondan mi edad están o han estado recientemente a dieta. Es esta una palabra que alude a un concepto de equivocada interpretación porque decimos “estar a dieta” cuando deberíamos decir llevar un “régimen de adelgazamiento”; pero bueno, tanto da, ya nos entendemos.

El caso es que –en un arranque de generosidad- voy a compartir la “dieta personalizada” que me he fabricado para recuperar la parte de salud y lozanía que se me ha ido escapando con el paso de los lustros. Es una dieta que señala lo que NO hace bien y lo rechaza sin paliativos; el resto, por eliminación, será lo beneficioso. Ya sé que lo que es bueno para uno no tiene por qué ser necesariamente bueno para los demás, pero nunca se sabe, a fin de cuentas todos pertenecemos a la tribu humana y vivimos en madrigueras parecidas.

Aquí va mi lista de “alimentos” prohibidos o a erradicar o lo que engorda el ego y es superfluo:

–       Vanidad

–       Soberbia

–       Egocentrismo

Estos tres “alimentos” –tan presentes en la “dieta mediterránea”- van diluyéndose en el cerebro humano hasta provocar reacciones irreversibles de “ombliguitis aguda”, esa enfermedad que hace creer al enfermo que el mundo, la vida y sus gentes giran alrededor de su propio ombligo. No es que sea incurable, pero destroza bastante.

Lo que consume y pudre el espíritu –y algo más:

–       Rabia

–       Rencor

–       Resentimiento

–       Reproches

–       Rechazo

Estos sentimientos negativos, presentes en la ingesta cotidiana de forma educacional o hereditaria, aunque socialmente permitidos, pueden ser el origen de muchísimos quistes, tumores y “bultos diversos” donde se almacenan todos juntos, como amiguetes, creando una carga de “detritus emocional” que por algún lado tiene que explotar… y explota.

Prefiero no ser maniática con la selección de mi dieta alimenticia y dejar abierta la puerta a casi todo sin hacer ascos de niña mimada a algunas comidas que para sí las quisieran los que tienen menos que nosotros. Pero pudiendo elegir no voy a ser tan necia como para meter en mi carrito de la compra lo que sé que me va a hacer daño -porque ya viene dañado de fábrica- aunque entienda y disculpe a quienes se han vuelto adictos a ciertas sustancias –emocionales o de las otras- y cada día, con crueldad insistente y ceguera intelectual, siguen dándole a su cuerpo y a su espíritu de comer aquello que más daño les hace.

A veces nos asaltan dudas sobre el significado de la vida o acerca del camino a elegir para que nuestros pasos sean tranquilos, efectivos y seguros de dar con la meta que se nos antoja la mejor. Pero no solemos tener dudas acerca de lo que no queremos, de lo que intuimos que nos va a resultar pernicioso. Aseveramos: “No sé muy bien qué quiero, pero tengo claro lo que NO quiero”.

Pues teniendo claro lo que vamos a rechazar si hablamos de “sustancias emocionales tóxicas” podemos conformar una dieta personalizada beneficiosa y efectiva a más no poder. No es tan difícil diseñarla. Seguirla a rajatabla y con disciplina, eso ya será otro cantar…

En fin.

LaAlquimista

https://www.facebook.com/laalquimistaapartirdelos50/

Por si alguien desea contactar:

apartirdeloscincuenta@gmail.com

(Fotografía sacada de Internet)

Temas

Filosofía de Vida y Reflexiones. Lo que muchos pensamos dicho en voz alta

Sobre el autor

Hay vida después de los 50, doy fe. Incluso hay VIDA con mayúsculas. Aún queda tiempo para desaprender viejas lecciones y aprender otras nuevas; cambiar de piel o reinventarse, dejarse consumir y RENACER. Que cada cual elija su opción. Hablar de los problemas cotidianos sin tabú alguno es la enseña de este blog; con la colaboración de todos seguiremos creciendo.


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