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Cecilia Casado

A partir de los 50

El mismo mar de todos los otoños

Para cuando publique esto ya habré llegado a ese “mi otro mar” que tanto me da a cambio de lo poco que yo le retribuyo. Habré llegado ahorrándome los mensajes de “buen viaje”, “que disfrutes” y “cuidado en la carretera”. Ya me gustaría a mí llegar a conocer en la realidad la “teletransportación” –que llegará si no nos cae antes el meteorito en la cabeza-, y ahorrarme la gasolina y los sustos en la carretera.

Soy buena conductora, si puedr deducirse de no haber tenido ni provocado ningún accidente desde los dieciocho con mi primer coche, pero al volante me pasa como en la vida, que no únicamente tengo que ocuparme en hacer las cosas medianamente bien sino que tengo que andar controlando las maniobras ajenas por el retrovisor para que no me peguen un susto o directamente me manden al arcén.

Conducir un coche y gestionar la propia vida tienen todos los paralelismos habidos y por haber, la mayoría vulgares y aburridos.

Pero conducir sola, sin copiloto –la del GPS no cuenta porque lo desconectas- es uno de los mayores placeres que he disfrutado en mis decenas de miles de kilómetros rodados. Una vez, hace muchos años, fui de Donosti a Capadocia i/v sin soltar el volante de un Citröen GS, 8.000 kms.en un mes. Si manejas tu vehículo en soledad es exactamente igual que el símil vital al que aludo en el párrafo anterior.

Así que no me he venido a este lugar, a “mi otro mar”, a saludar al otoño sino a despedirme del verano, vestida con vestidos, sandalias y pareos. A bañarme en el mar fresco y limpio y ausente –por lo menos en la superficie- de residuos arrojados por los humanos. A pasear la arena con conchitas y sin plásticos, en el silencio ausente de la música de los chiringuitos que tienen caducada la licencia veraniega. A despertarme escuchando las tórtolas y al gallo del vecino. A retomar un espacio solitario que me “obliga” a mucha reflexión. Con los trastos de pintar, los libros para leer y la computadora para escribir. Y los ojos para observar la vida.

Felices los felices.

LaAlquimista

Si deseas contactar:
apartirdeloscincuenta@gmail.com

Filosofía de Vida y Reflexiones. Lo que muchos pensamos dicho en voz alta

Sobre el autor

Hay vida después de los 50, doy fe. Incluso hay VIDA con mayúsculas. Aún queda tiempo para desaprender viejas lecciones y aprender otras nuevas; cambiar de piel o reinventarse, dejarse consumir y RENACER. Que cada cual elija su opción. Hablar de los problemas cotidianos sin tabú alguno es la enseña de este blog; con la colaboración de todos seguiremos creciendo.


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