Este museo es uno de mis “imprescindibles” de esta ciudad. No solamente por su fondo artístico sino por sus exposiciones temporales que tienen un “je ne sais quoi” que me encanta. Además de ser gratuito, cosa que siempre se agradece.
Esta vez he podido disfrutar de la obra de una pintora casi desconocida para mí: Rosario de Velasco, que ya fue “agasajada” por el museo Thyssen el pasado mes de Abril. Esta pintora, nacida en Madrid en 1904 y fallecida en Barcelona en 1991, conoció un éxito fulgurante durante su juventud, en los años previos a la guerra civil y después durante la dictadura franquista porque parece ser que ella y su arte fueron falangistas.
Después oCurre un enorme paréntesis en los que sus obras “desaparecen” en colecciones privadas y no es hasta 2024 que sus descendientes emprenden una “cruzada” para rescatarla del olvido.
En cualquier caso, su pintura figurativa está llena de delicadeza tanto en sus trazos y pinceladas como en los temas elegidos. También fue importante ilustradora que tuvo que ganarse los garbanzos con trabajos para la prensa de la época o ilustrar libros de cuentos, entre ellos los de María Teresa León.
He disfrutado, lo confieso.
También el Bellas Artes (o Pio V) presentaba otra exposición titulada “Invención y proyecto. Bocetos en el Museo de Bellas Artes de Valencia. “A lo largo de la historia, los bocetos han sido valorados por mecenas, coleccionistas y amigos de los artistas, al considerarlos como un recuerdo significativo o el inicio de una colección de arte. Este prestigio ha permitido la conservación de un gran número de ellos.”
Ha sido curioso y pedagógico contemplar uno al lado del otro, el boceto y el original posterior, así como retratos inacabados que resultan sumamente actuales por abandonar la composición compleja que se utilizaba en otra época: persona retratada más el fondo o escenario adecuado.
Una hora larga de seducción. Y un paseo tonificante por los Jardines del Real –o Jardines de Viveros- y la buenísima suerte de encontrar una mesa libre en uno de sus quioscos y degustar una cerveza al sol de invierno –que sabe diferente que en verano- y ya puestas, mi nueva amiga valenciana R. a la que conocí haciendo senderismo en el Valle de Baztán y la que suscribe, nos regalamos una rica ensalada y un “chivito” calentito.
Después de pasear la digestión, otra pequeña parada en el Museo de Ciencias Naturales- gratuito el domingo a partir de las 3 de la tarde-, un edificio que fue un antiguo restaurante de arquitectura racionalista y que alberga la mayor colección de Paleontología sudamericana presente en Europa. Una pequeña delicatesen con huesos de dinosaurio y otros “animalillos” coetáneos.
El mejor cierre al día amistoso y cultural lo bordamos en un confortable café con sendas bebidas “reconstituyentes”.
Felices los felices.
LaAlquimista
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