>

Blogs

Cecilia Casado

A partir de los 50

“No tomes nada personalmente” Segundo Acuerdo

“No te tomes nada personalmente” o “Esto no tiene nada que ver conmigo”

Magnífico 2º Acuerdo de la filosofía tolteca que desarrolla Miguel Angel Ruiz en su libro “Los cuatro acuerdos”.

Hace ya unos cuantos años que compartí con alguien a quien mucho había amado los tristes momentos previos a la conclusión de que la relación afectiva había enfermado, entraba en barrena en su agonía y presentaba un final más que doloroso. Necesitaba que el corazón no se me rompiera en trozos y mantener la mente clara, y llevar en el bolsillo del espíritu la paz suficiente para poder equilibrarlos a ambos.

Cuando acudí a la cita, sabiendo de antemano que el amor había huido por la ventana de la incomprensión y la falta de entendimiento, llevaba, si no como única sí como prioritaria intención, la de “acabar bien” o por lo menos sin hacernos más daño del que ya nos habíamos hecho.

Inopinadamente, la otra persona comenzó a hablar del pasado en común. Sacó de un saco invisible para mí, pero que se veía que había llenado con fruición, toda una retahíla de reproches viejos y los convirtió en actualizadas admoniciones. Como no me lo esperaba, no fui capaz de reaccionar y mi silencio le proporcionó el empuje extra para lanzarse a un soliloquio doliente que, para cuando acabamos el café que había sobre la mesa, ya se había convertido en una filípica en toda regla. De los reproches pasó a la descalificación, de la reconvención a la acusación, convirtiendo hechos objetivos del pasado en acciones reprobables, culpables, poco menos que en delitos.

Curiosamente, pasada la sorpresa inicial, en vez de enfurecerme, sentí que tenía que gestionar aquella panoplia de invectivas y, respirando como te dicen que hay que respirar cuando no quieres ahogarte, comencé a ver la situación “desde arriba”, como si yo estuviera flotando cerca del techo y contemplara a dos personas –una de ellas con mi apariencia carnal- sentadas frente a frente a una mesa, mientras una de ellas lanzaba por la boca denuestos, amargura y rencor mientras la otra permanecía silenciosa, como si estuviera y no estuviera al mismo tiempo.

-“Esto no tiene nada que ver conmigo” pensé,

-“Yo no soy esa persona sobre la que están volcando esa amargura” sentí,

-“No me lo voy a tomar como algo personal”, decidí.

Y seguí allí sentada hasta que remitió el chaparrón y entonces me levanté y, despidiéndome con la educación que me quedaba, me fui para siempre de su vida. Los disparos no parece que hagan daño en caliente, tan solo cuando se enfría la sangre aparece el dolor y los nervios reaccionan haciendo que se produzca la reacción física y química. La catarsis llegó, qué duda cabe, al cabo de unas horas, pero llegó para bien.

Cuando alguien nos vuelca encima su mal humor y LO ACEPTAMOS nos tomamos su afrenta como algo PERSONAL y se sufre. -“Te comes toda su basura emocional y la conviertes en tu propia basura”. Ese sufrimiento se puede evitar si somos capaces de darnos cuenta de que “el otro” lo único que está haciendo es PROYECTAR sobre nosotros –o sobre el mundo- sus propias y más íntimas -y casi siempre ocultas- carencias.

Ese insulto inesperado de alguien que está descontrolado y que hacemos nuestro -el insulto y el descontrol- poniéndonos como basiliscos porque consideramos que nos han faltado al respeto cuando, en realidad, nada tiene que ver con nosotros la mala educación o la irascibilidad de la otra persona. –“Haces una montaña de un grano de arena porque sientes la necesidad de tener razón y de que los demás estén equivocados”.

¡Cuántas veces alguien me ha dicho frases hirientes! ¡Cuántas veces he aceptado ese mensaje, lo he hecho mío y he sufrido por ello! –“Si alguien no te trata con amor y respeto que se aleje de ti es un regalo”.

¿Por qué me tomaba palabras que yo sabía eran inciertas como algo personal? ¿Por qué hacía como si fuera MERECEDORA de ellas cuando yo sabía perfectamente que eran falsas, producto de los celos o de la envidia?

La rabia de quien no es feliz se puede traducir en insultos hacia quien sí lo es. El rencor hacia sí mismo de quien no tiene paz en su interior se puede expresar en reproches, burlas y desprecio hacia quien está tranquilo y en paz con la vida. Quienes juzgan y condenan MI VIDA y me envían la sentencia con miradas de odio… ¿a quién están juzgando realmente? No a mí, desde luego, puesto que yo no me siento identificada con esa proyección de insania o mala intención.

No digo que sea fácil, ni siquiera digo que consiga aplicarlo en TODAS las ocasiones, pero sí siento la íntima satisfacción de saber alejarme del campo de batalla al que otras personas han querido arrojarme, dejándome expuesta, en tierra de nadie, al fuego cruzado de su propia infelicidad.

No me lo tomo como algo personal porque no es nada MÍO, sino de quien siente la necesidad de sacar a pasear sus propios demonios dejando que dañen a los demás. Lo mejor que he hecho ha sido poner este “Acuerdo” en un post-it y pegarlo en la puerta de la nevera por si necesito recordarlo en algún momento…todavía. Y de esa manera tan “poco personal” me he librado de varias relaciones tóxicas a lo largo de mi ya larga vida: familiares directos, parejas amorosas, amigas y amigos “del alma”, compañeros de trabajo…y demás “parientes”. Funciona, doy fe.

Felices los felices.

LaAlquimista

Te invito a visitar mi página en Facebook.

https://www.facebook.com/apartirdelos50/

Por si alguien desea contactar:

apartirdeloscincuenta@gmail.com

 

Temas

Filosofía de Vida y Reflexiones. Lo que muchos pensamos dicho en voz alta

Sobre el autor

Hay vida después de los 50, doy fe. Incluso hay VIDA con mayúsculas. Aún queda tiempo para desaprender viejas lecciones y aprender otras nuevas; cambiar de piel o reinventarse, dejarse consumir y RENACER. Que cada cual elija su opción. Hablar de los problemas cotidianos sin tabú alguno es la enseña de este blog; con la colaboración de todos seguiremos creciendo.


enero 2025
MTWTFSS
  12345
6789101112
13141516171819
20212223242526
2728293031