Angulas y tambores lejanos | A partir de los 50 >

Blogs

Cecilia Casado

A partir de los 50

Angulas y tambores lejanos

Unos días antes del 19 de Enero mi padre me invitaba a acompañarle a Hendaya a comprar angulas. Vivitas y coleando las traíamos para desesperación de mi madre que sabía del proceso de matarlas con tabaco y limpiarlas incontables veces. Pero era este un ritual ineludible, una tradición más allá de cualquier discusión doméstica.

Había quien las iba a pescar con fanal a las orillas del río Urumea o quien, mucho más racionalmente, las compraba ya listas para el consumo. A doscientos gramos por cabeza, que más vale que sobre que no que falte, y no es que fuéramos millonarios, es que todavía no habían venido los japoneses a llevárselas para hacer negocio con ellas. Aunque a mí, la verdad, desde la perspectiva de mis ocho o nueve años, lo de comer “gusanos” como yo les llamaba, no es que me entusiasmara demasiado, aunque esa tontería se me fue pasando con la edad…

Lo que sí me gustaba y me enardecía era salir a la calle el 20 de Enero, fiesta del patrón de la ciudad para presenciar la Tamborrada Infantil. Creo que fue gracias al desfile de tambores a los sones de Sarriegui cuando empecé a saber lo que era la envidia de pene.

No, no se me ha ido la olla, es que en aquella época, en la tamborrada infantil sólo participaban los niños,-como bien recordamos todas las de aquella época- y las niñas, cuatro por compañía, estaban relegadas a ser  “cantineritas” y como yo no tenía ningún contacto con las altas esferas donde se  elegían a las afortunadas pues, como las demás, a mirar desde la acera.

Las féminas de la familia también echaban leña al fuego con la sempiterna cantinela de por qué a las mujeres no se les permitía entrar en las sociedades gastronómicas más que en dos días “sagrados” y que, por puro espíritu de contradicción, no había que asistir a la cena de la víspera a ninguna sociedad, una especie de boicot emocional que muy pocas llevaban a cabo, porque se consideraba la típica pataleta femenina de la que los hombres se reían. Total, que el día de San Sebastián era más el día de las reivindicaciones doméstico-feministas que el día de jolgorio que debía ser.

Pasados los años, alguien se dio cuenta de que tanta protesta debía ser atendida y se consiguió que las niñas dejaran de estar excluidas en las tamborradas de sus colegios, pero creo que eso fue porque, al convertirse la mayoría de estos en mixtos, hubiera sido demasiado descarada la discriminación.

Entonces no había bazares chinos ni sus antecesores, los famosísimos “Todo a 100”, que vendieran tambores de plástico ni gorros de cocinero de papel, así que la tamborrada la seguías manejando unos palillos invisibles sobre un también imaginario barril o tambor, pero no importaba, podías ser feliz con tan poco en las manos y tanto en la imaginación. Igualito que ahora, vamos.

Como no hay mal que cien años dure ni cuerpo que lo resista tuve cumplido –aunque tardío- resarcimiento de las tamborradas que me faltaron en la infancia preparando, veinte años después, las de mis hijas que, ellas sí, pudieron desfilar con honor y todo el derecho por las calles de la ciudad. A las sociedades también vamos ya cuando queremos y no cuando nos dejan aunque no me he animado nunca a apuntarme a una tamborrada de las del barrio, porque a mí me gusta disfrutar de las cosas sin saturarme y creo que me estarían resonando los tambores en las meninges hasta carnavales.

Esto de la Tamborrada nos ha ayudado mucho a las mujeres a recuperar los espacios perdidos.  Aunque ya no comamos angulas, claro.

Felices los felices.

LaAlquimista

Te invito a visitar mi página en Facebook.

https://www.facebook.com/apartirdelos50/

Por si alguien desea contactar:

apartirdeloscincuenta@gmail.com

*** El honor de ser “Tambor Mayor” siendo niña.

 

 

 

Filosofía de Vida y Reflexiones. Lo que muchos pensamos dicho en voz alta

Sobre el autor

Hay vida después de los 50, doy fe. Incluso hay VIDA con mayúsculas. Aún queda tiempo para desaprender viejas lecciones y aprender otras nuevas; cambiar de piel o reinventarse, dejarse consumir y RENACER. Que cada cual elija su opción. Hablar de los problemas cotidianos sin tabú alguno es la enseña de este blog; con la colaboración de todos seguiremos creciendo.


enero 2025
MTWTFSS
  12345
6789101112
13141516171819
20212223242526
2728293031