Cosas del Facebook.-
En este lugar virtual tengo dos sitios pillados; una cuenta personal a mi nombre donde solo acceden mis “amigos” de los dos tipos –de carne y hueso y de los otros- y una página que se llama “A partir de los 50” y que abrí para dar soporte al blog que empecé a publicar en prensa hace más de diez años, un lugar donde se cuentan las visitas, las interacciones y donde siempre me están dando la vara para que pague por promocionarme y hacerme más conocida.
Jamás lo he hecho –lo de pagar para que visiten la página-, pero de repente, esta semana pasada ha ocurrido un hecho sorpresivo e inexplicable. Resulta que en dos de mis escritos: “Encerrarse en vida” y “¿Qué le pasa a la gente que tiene perro?” se han disparado las visitas de una forma estratosférica. En el primero se contabilizan 65.000 visitas y en el segundo más de 35.000 con sus correspondientes likes y comentarios.
Yo no he sido, lo juro, aquí hay gato encerrado.
Pero donde no lo hay es en los comentarios del post del perro, donde simplemente he preguntado por qué hay tanta gente que dice que prefiere a su mascota que a cualquier otro humano que exista por ahí. He intentado hacer un relato coherente –coherente en mi opinión, claro- sobre este tema teniendo en cuenta de que ya hay en este país más mascotas que niños y cómo tratamos a los perros domésticos. Una crítica con autocrítica incluida.
Bueno, pues me ha caído la del pulpo; me han llamado de todo: desde mala persona, hasta decirme que gente como yo no tiene derecho a la vida. Y no me ha quedado más remedio que eliminar algunos comentarios ofensivos y ocultar otros insultantes. A mi favor, cuatro personas. En contra, más de quinientas.
¿Qué he hecho yo para merecer esto?
¿Es que en cuanto das una opinión salen cientos de “gorgonas” a descuartizarte? 
Gente anónima, que jamás había pasado por mi página de Facebook, de repente son mis “haters” de cabecera, que me hablan como si yo fuera un ser deleznable y me condenan al oscuro rincón de los desperdicios.
Flipante.
Exijo –a Facebook- una explicación de por qué ha situado mis escritos en primera línea sin haberlo yo propiciado, ni mucho menos pagado por ello.
En cuanto al post en el que hablaba de cómo mi madre decidió encerrarse en casa cuando cumplió los 80 ha sido el acabose, pero ahí la gente se ha dedicado a contar sus casos particulares y a criticarme por ser mala hija y no cuidarla.
En fin.
Feliz día para todos y para mí también.
LaAlquimista
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