>

Blogs

Cecilia Casado

A partir de los 50

Santo Tomás, años sesenta

– “Venga, daos prisa que luego hay mucho gentío y ya sabéis que no me gusta –decía nuestra madre- mientras se ultimaba el cierre de abrigos y anudados de bufanda. ¡Qué frío hace!, claro, es porque hoy empieza el invierno y así debe de ser, vamos rápido a ver si cogemos el trolebús de menos cuarto y llegamos al “Bule” para las diez, que luego la plaza se pone imposible y nos tiene que dar tiempo a verlo todo bien.

-Recordad que tenéis cada una veinticinco pesetas, ni una más ni una menos, para compraros un caprichito, así que más vale que no lo gastéis a tontas y a locas, sino que lo penséis bien, que luego se acaba y ya no hay más. La chistorra la tomaremos en casa para comer, cuando vuelva vuestro padre que en la calle la hacen muy grasienta y no es de la buena, nosotras vamos a ver a la cerda, los animalitos y los productos que traen los casheros y a escuchar el txun-txun.

-¡Yo me compraré una pandereta y un Don Nicanor tocando el tambor! -¡Ni hablar, nada de cosas que hagan ruido que me ponéis la cabeza como un bombo! –Pero mamá, si es Santo Tomás, si el dinero nos lo ha dado la amona para comprar lo que queramos… -No seas pesada, Ceci, hija, mejor te compras unos recortables o unos cromos… –Pues yo quiero una manzana de caramelo!!!

¡Que no y que no, que te pringas todo el abrigo y es un desastre! Nada de comer que luego os quita las ganas para cuando volvamos a casa. Y tú, no empieces a hacer pucheros que nos damos media vuelta y este es el último año que os traigo, ea.

-¡Mamá, mamá, vamos a comprar un boleto para la rifa del cerdo! -¡Pero qué dices, a ver si nos toca y qué hacemos entonces con el animal en casa! –¡Pues yo quiero comprarme la pandereta para cantar villancicos por las casas! – Que te crees tú eso, que te voy a dejar andar por el barrio pidiendo dinero como si fuéramos…lo que sea! Mira, mejor, te compras el saltimbanqui que da volteretas cuando se aprietan los palitos y si no te decides pues ahorras el dinero como las niñas buenas. -No te sueltes, no te pierdas, a ver dónde pones los pies, dale la mano a tu hermana y que no se te escape, ¡como os perdáis me vais a oir!”

Este flasback me ha dejado atontada. ¿Lo he soñado todo esto o es cierto que así recuerdo la fiesta de Santo Tomás de la mano de mi madre cuando tenía ocho o nueve años? No sé por qué íbamos, no sé para qué nos llevaba, supongo que ella buscaba su infancia entre el gentío, igual quería reconocerse entre las madres jóvenes que agarraban a su prole soltando risas, pegando brincos al son del txistu y el tamboril…

Tiempos en los que tan sólo los “casheros” que exponían sus productos y algunas mujeres que vendían la txistorra frita llevaban la ropa tradicional de baserritarras vestidos de domingo, de feria, para bajar a la capital a pagar la renta al patrón y regalarle los capones para la Nochebuena y de paso comprar lo que hacía falta en el caserío o vender lo que había sobrado de la matanza en la oficialmente llamada “Plaza del 18 de Julio”…

Una fiesta excepcional para una niña pequeña con veinticinco pesetas en una mano y tirando de la otra para soltarse de su madre entre el gentío. No había disfraces (así los llamaban, qué atrevimiento), ni talos, ni ikurriñas, ni una voz más alta que otra so pena de que se organizara un “belén” a pelotazos de goma a última hora de la tarde.

Santo Tomás daba el pistoletazo de salida a las Navidades, era una fiesta “de andar por casa”, no les interesaba a los franceses ni a los concejales de turismo, era tan sólo para los donostiarras, los que salíamos de casa con la ilusión de un bocadillo de txistorra (si caía) y de ver a la cerda sin sacarle fotografías. De vuelta, se contemplaba el belén de la Plaza de Guipúzcoa y ya éramos felices. O casi. Y al llegar a casa mi padre decía que no quería chistorra porque ya les habían dado de almuerzo en el banco… y… no sé ni cómo hacíamos para ser felices con tan poco en la mano y tanto en el corazón.

Felices los felices.

LaAlquimista

Te invito a visitar mi página en Facebook.

https://www.facebook.com/apartirdelos50/

Por si alguien desea contactar:

apartirdeloscincuenta@gmail.com

*No tengo ninguna foto de recuerdo de aquellos años. Mi padre tenía una cámara, pero era para las fotos de familia…y nunca vino con nosotras a la fiesta de Santo Tomás.

 

 

Temas

Filosofía de Vida y Reflexiones. Lo que muchos pensamos dicho en voz alta

Sobre el autor

Hay vida después de los 50, doy fe. Incluso hay VIDA con mayúsculas. Aún queda tiempo para desaprender viejas lecciones y aprender otras nuevas; cambiar de piel o reinventarse, dejarse consumir y RENACER. Que cada cual elija su opción. Hablar de los problemas cotidianos sin tabú alguno es la enseña de este blog; con la colaboración de todos seguiremos creciendo.


diciembre 2025
MTWTFSS
1234567
891011121314
15161718192021
22232425262728
293031