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Cecilia Casado

A partir de los 50

Trucos infalibles para una Nochebuena tranquila

Las fiestas de Navidad son como las mareas vivas: llegan indefectiblemente a su tiempo, con una cadencia irreversible y, aun siendo esto así, demasiadas personas las ven venir como a una locomotora imparable, echando humo y no se apartan de su camino ni toman las precauciones mínimas para no ser arrolladas o barridas por el empuje imparable que traen sus aguas.

En un arranque de generosidad voy a compartir unos pequeños -pero certeros- trucos para hacer que la Nochebuena, ese pórtico de la gran fiesta consumista del mundo cristiano, transcurra de forma moderadamente tranquila y feliz.

Truco para las cocineras.- (Los cocineros domésticos ni están ni se les espera) El estrés pre-navideño del “qué pongo en Nochebuena” culmina en la confección de viandas desde un par de días antes; se define en nervios culinarios y revuelo de cazuelas y lo más probable es que se acabe “de los pelos” amasando croquetas, batiendo claras a punto de nieve, picando todo lo que llevan las salsas y dejándose los higadillos para presentar a los familiares fuentes abundantes y variadas de comida que, ni en el más atrevido de los sueños, podrán comerse en una única cena sin morir en el intento. Así pues, ten un momento de lucidez  y PON LA MITAD DE COMIDA. Seguro que te agradecen con lágrimas en los ojos un cambio hacia la austeridad en el menú nochebuenero. ¿Dónde está escrito que haya que poner sobre la mesa langostinos, jamón, salmón ahumado, fritos variados, huevos rellenos de diversas sustancias, patés untables, y gulas con gambas…para picar? Si lo que es bien agradecido es el caldito con un primer plato sencillito, como el cardo… ¿De verdad van a agradecer los estómagos familiares un cordero asado grasiento y asesino en serie, una lubina de dos kilos con ajos y patatas panadera o una bandeja de marisco congelado a precio de perfume francés? Ya sabes, sí, tú, que con una ración comedida de “cualquier cosa rica” basta y sobra para contentar al estómago… Luego, eso sí, la bandeja de postres navideños que sea tan grande y surtida como se quiera; total, va a durar hasta finales de febrero… Una cocinera “reventada” no puede ser una comensal feliz. Baja el pistón. Sé comedida por una vez, ya verás qué bien te sientes y cómo te lo agradece…hasta el cuñado, el yerno y el abuelo.

Truco para las anfitrionas.- Una de las angustias recurrentes en la mesa de Nochebuena suele ocurrir cuando, casi siempre la anfitriona oficial de la casa, léase esposa, madre o abuela, comienza a tararear el temido estribillo de todos los años: -“sírvete un poco más”, “venga, venga, que hay que acabar esto”, “come, come, come”… Esta es una de las maneras más eficaces de poner a la gente de mal humor, obligarle a comer más cuando no le apetece. A fin de cuentas, no somos del tercer mundo y uno de los placeres (absurdos, pero placer) ha sido desde siempre el hecho de dejar parte de la comida en el plato. Que la Nochebuena no sea una tortura para los tuyos; así que si hay demasiada comida en la mesa, lo LÓGICO es que se quede ahí. No des la tabarra insistiendo. Para solucionar esto, compra de esos tuppers de usar y tirar que venden en los chinos y luego les pones a todos las sobras para que las disfruten otro día, lejos de miradas fiscalizadoras. De verdad, es un truco que funciona fenomenal. Y conseguirás que no te odien.

 Truco para los que tienen niños.- Pon una mesa aparte para los infantes no los sientes al lado de los adultos para controlar lo que comen y cómo lo comen. Es mucho mejor que hagan una pequeña escabechina por su cuenta, en su territorio, y que os dejen a los adultos disfrutar de la fiesta en paz. Ponles comida a su medida, lo que sabes que van a comer sin rechistar y ya aprenderán otro año a manejar la pala de pescado y a limpiarse con la servilleta antes de llevarse a la boca la copa de agua. Si son demasiado pequeños para compartir el tiempo de cena familiar, a dormir antes de los aperitivos, faltaría más. No hay nada más estresante para los comensales que tener que soportar a los niños  -propios o ajenos- metiendo bulla. Así que, “juntos, pero no revueltos”.

 Truco para no enzarzarse en peleas dialécticas.- Uno de los desencadenantes de los rifirrafes familiares suele ser, no precisamente la disparidad de ideas u opiniones sobre las cosas en general, sino la ingesta equivocada de alcohol. Cuando digo “equivocada” me estoy refiriendo a creer que cuanta más cantidad de bebidas se ingiera uno se divierte más y, lamentablemente, suele ser lo contrario: la diversión se tropieza con las piedras de la borrachera y la falta de lucidez. Pero no es tanto el tema de la cantidad en la ingesta de bebidas alcohólicas –que también- sino la calidad de las mismas. Siempre he pensado que “el buen vino no emborracha” -a menos que te bebas una añada entera´- y que los problemas entre comensales suelen exacerbarse por la ingesta de vinos de mala calidad -es decir, BARATOS- y champanes de tres al cuarto, amén de licores varios que en otra época del año nadie osaría poner sobre la mesa. Sin olvidar la horrorosa tendencia a mezclarlo todo sin criterio ni dos dedos de frente. Beber poco es sano, pero beber BUENO es muchísimo mejor.

 Truco para los que no aman a sus familiares.-  Esta suele ser “la madre del cordero” del éxito o fracaso de tantas reuniones navideñas. Aquí no cabe más que la reflexión SINCERA que se pueda hacer con uno mismo. Si ODIAS a alguien de tu familia, directa o política, intenta limpiarte de esa energía negativa ANTES de meterte en la boca del lobo y sentarte a la mesa con alguien que te cae manifiestamente mal. Excepto que no abras la boca en toda la cena, será casi imposible que las chispas no salten en algún momento y, obviamente, el mal ambiente estará asegurado durante la celebración que, precisamente, tiene que ser eso, una celebración y, como tal, agradable, tranquila y si es posible cargada de buenas intenciones. Cuando hay malas relaciones familiares es inteligente establecer una TREGUA por unas horas. Pero es un truco que no siempre funciona, así que si uno no quiere dar su brazo a torcer lo mejor es ser coherente y quedarse cada uno en su casa y Dios en la de todos. Puedo añadir de cosecha propia que es el método que utilizamos las cuatro hijas de mi madre desde que ésta falleció en plenas navidades de 2019 y todos tan contentos y aquí paz y después gloria.

Y hasta aquí hemos llegado. Si alguien conoce otros buenos trucos para pasar una Nochebuena Feliz, que los cuente aquí y ahora…o calle para siempre que estamos a 23 de Diciembre.

Felices los felices.

Con PAZ. Con AMOR. O con distancia.

LaAlquimista

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Filosofía de Vida y Reflexiones. Lo que muchos pensamos dicho en voz alta

Sobre el autor

Hay vida después de los 50, doy fe. Incluso hay VIDA con mayúsculas. Aún queda tiempo para desaprender viejas lecciones y aprender otras nuevas; cambiar de piel o reinventarse, dejarse consumir y RENACER. Que cada cual elija su opción. Hablar de los problemas cotidianos sin tabú alguno es la enseña de este blog; con la colaboración de todos seguiremos creciendo.


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