Hasta donde yo sé, amar significa querer el bien de la persona amada, no el propio interés y si quieren seguirnos que nos sigan y si no pues ya nos encontraremos en algún recodo del camino…
Hasta donde yo sé, amar es alegrarse del desarrollo del otro, acompañar sus retos y sus logros, animarle en el trabajo, ayudarle a recoger la cosecha…
Hasta donde yo sé, amar es elegir un camino compartido llevando cada uno su mochila y bebiendo del mismo manantial…
Y hasta donde yo sé, amar es cuidar de la persona amada, restañar sus heridas cuando se le empaña la alegría y acompañarle en la búsqueda de lo perdido.
Pero esto que yo sé –o que siento firmemente en mi interior- en muy contadas ocasiones salta al otro lado del espejo para conformar una realidad más allá de lo cotidiano, pocas veces supera el barranco de la rutina, olvida el aburrimiento y configura una imagen del amor, del acto de amar, del concepto en sí mismo, que sea digno de ser tenido en cuenta como ejemplo a seguir o como deseo a conseguir.
Porque, hasta donde yo sé, hay parejas que viven en una continua lucha, echando un pulso a ver quién gana; y esa efímera satisfacción de “aplastar” al otro se va acumulando día a día, hasta convertirse en algo parecido a algo muy feo.
También, hasta donde yo sé, me ha tocado vislumbrar un supuesto amor que consiste en tener bien delineada la conducta a seguir, el reto cotidiano, de una manera personal e intransferible; es decir, sin contar con el otro en absoluto, como no sea para satisfacerse en él en lo menos emocionante de la aventura de vivir y en menesteres tan poco edificantes como aprovechar el cobijo, el sustento y el lecho para dormir.
Hasta donde yo sé, desgraciadamente, uno puede seguir sintiendo que ama a alguien y equivocarse porque únicamente lo necesita. Y eso no es amor, sino apego o interés.
Hasta donde yo sé el amor lo siento en mi interior de una forma poco valorada socialmente. En un tiempo y un lugar donde predomina el sentido de “lo propio”, los apegos y posesiones extienden sus tentáculos y se agarran a donde pueden. En un tiempo, nuestro tiempo, donde amar está pasado de moda y lo que impera es la comodidad en pareja o la comodidad individual, pero comodidad al fin y al cabo, siento que difícilmente volveré a vivir el amor como quiero vivirlo.
Pero lo que yo sé no es definitivo y dejo abierta mi puerta a la esperanza de hallar a alguien que sienta como yo y que, además de sentirlo, viva en coherencia con su pensamiento.
Mientras tanto sigo observando el amor…desde lejos y reflexionando en un silencio que luego comparto deseando que siga en vigor aquello de que “la excepción confirma la regla”.
Hasta donde yo sé… La vie est belle!
LaAlquimista
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