Vamos con un nuevo cóctel. El famoso café irlandés o irish coffe. Si todavía no lo has probado, anímate. No te decepcionará. Seguro que repites. Además, no es muy complicado prepararlo. Aquí vas a poder aprender todos los pasos.
La historia del café irlandés o irish coffe es bastante reciente. Surgió en la década de los 40, en un frío invierno. El retraso de un avión en el aeropuerto de Shannon, en Irlanda, llevó a Joe Sheridan a mezclar café con whisky irlandés para que el resto de pasajeros se calentara. Su idea resultó todo un éxito, pero supuso una primera fase. Más tarde, se le añadió también nata, con lo que se convirtió en la bebida como la que conocemos hoy.
El café irlandés es mundialmente conocido. Un excelente digestivo para después de una comida o un buen acompañante en cualquier momento. Pep Guardiola, exfutbolista y entrenador, da buena cuenta de ello. El catalán, cuando jugaba en Barcelona, probó este preparado en la Coctelería Dickens. Y le encantó. Tanto que le envió una foto al barman Joaquín Fernández en la que se puede leer: ‘Joaquín, por los mejores irish coffe’.
Ingredientes:
– Azúcar moreno – 1/10 parte
– Whisky irlandés – 2/10 partes
– Café – 4/10 partes
– Nata líquida – 3/10 partes
Comenzaremos preparando el café en una cafetera. Una vez listo echaremos el café líquido en una jarra, en la que también verteremos el azúcar moreno y el whisky irlandés. Calentaremos la mezcla hasta que hierva. Por otro lado, emulsionaremos la nata -mejor si tiene menos de 35,1% de grasa-, algo que realizaremos con una varilla, ya sea eléctrica o con la mano. Batiremos la nata hasta que quede densa, pero hay que tener cuidado con no pasarse, no se tiene que montar.
Con las dos partes preparadas y cada una por su lado, cogeremos una copa de irlandés. Primero verteremos la mezcla caliente de café, whisky y azúcar moreno. Posteriormente, cogeremos una cuchara y la colocaremos con una inclinación para echar sobre ella la nata y que luego caiga suavemente a la copa, de tal manera que quede por arriba y no se mezclen en ningún caso las partes.
A la hora de tomarlo, metemos una cuchara por un lado y hasta el fondo. Así abrimos un hueco que nos permitirá degustar las dos partes a la vez.
Y ya tenemos listo el café irlandés… ¡Rico, rico. Para tomar calentito!