No ha tenido una trayectoria sencilla el nuevo rey de la Behobia. Está llegando tarde a la elite internacional pero quiere aprovechar su momento. Y la verdad es que no lo ha tenido fácil este simpático salmantino.

En las penumbras de su biografía aparece un positivo tras un control en una carrera popular por una elevada tasa hormonal. No cuadraba esa fechoría deportiva en un corredor humilde como él y en ese momento sin excesivas ambiciones en este mundillo. Poco tiempo después los médicos descubrieron que Rafa sufría un tumor en un testículo que le provocaba un aumento de esa tasa que en un control deportivo significaba dopaje. Paradójicamente ese positivo sirvió para descubrir una enfermedad semioculta.

Años después Rafa está cerca de acariciar la gloria. Pero en el Mundial de Berlín,en agosto, una nueva desgracia se cruzó en el camino. Un tropezón con un cable le provocó una rotura de fibras. Nuevo parón. Ese percance ha hecho posible que Rafa estuviera participando en la Behobia y el día 29 en el maratón donostiarra.

Es la primera txapela de Rafa, atleta que comparte sus experiencias en un blog personal y da pistas sobre sus sensaciones. Hace unas semanas comentó: «Chema me va a ganar en la Behobia, pero le haré sudar». Se equivocó. Ayer, con una sonrisa decía a sus amigos: «Ya conozco dos palabras en vasco: txapela y txapeldun». No está mal en un día.