¿Y tú de quién eras de Sebastian Coe o de Steve Ovett?
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Sebastian Coe gana el Europeo de San Sebastián en 1977. Al fondo, Antonio Páez. |
No sé si es una pregunta que sólo la entenderán los que tengan más de
35-40 años. Los mediofondistas británicos marcaron una época. Unos
momentos históricos que engancharon para este deporte a miles de
aficionados y seguro que también a futuros atletas.
El periodista británico Pat Butcher y la BBC van a llevar al cine la
historia de estos corredores. Es noticia de estos últimos días y pienso
honestamente que esas leyendas del atletismo se lo merecían.
Fueron dos personalidades tan diferentes en la pista que la rivalidad
fue inevitable. Uno cortés, amable, Coe. El otro, más arisco, distante,
Ovett. Y sin embargo Butcher -espero tenerlo pronto en la web porque
hemos coincidido en numerosos campeonatos aunque ahora se marcha al
maratón del Sahara- señala que cuando habló con otros atletas para
escribir su libro “The perfect distance”, señalaban a Coe como una
persona algo lejana y a Ovett como amable y generoso. Lo contrario a
las apariencias desde la tribuna.
Quizás fuera porque, habitualmenye, uno vestía de negro y otro de
blanco. Quizás porque Lord Coe manejaba bien a la prensa y porque Ovett
no hablaba con los periodistas ingleses tras acusarle de antipatriota
por decir que no quería correr en la Copa de Europa de 1975 (al final
corrió y ganó). Y porque exhibía -y no estaba muy bien visto en ese
momento- una camiseta roja con la hoz y el martillo que le había
regalado su amigo, el fondista soviético Abramov. Fueron como los
McEnroe y Bjorg del tenis, el malhumorado y el afable. El clásico y el
rompedor.
Los dos pugnaban por títulos olímpicos, por records del mundo.
Espectacular. Los menos jóvenes recordarán aquellos Juegos Olímpicos de
Moscú donde Coe era favorito para ganar el 800 y Ovett el 1.500. Pues
todo salió al revés. Impresionante el final del 1.500 con Coe, el
alemán Straub y Ovett.
Tengo la imagen, no muy nítida, de una tarde en la vieja pista de
Anoeta, con un televisor rojo que alguien llevó -quizás Rafa Puignau
padre…- y viendo la final de 1.500 arremolinados junto a la casa del
cuidador del estadio, el ex atleta Periko Iradi.
Os preguntaréis quién era mi favorito (espero que vosotros también déis
vuestras opiniones). Pues bien, yo siempre fui de Coe. Por su
elegancia, su caballerosidad en la pista con los rivales, porque me
parecía curioso que le entrenara su padre. Y porque yo era un
adolescente preatleta y le vi ganar en San Sebastián, en el Europeo
indoor de 1977. Me acuerdo muy bien de aquella carrera con Sebastian
ganando en mi ciudad y de la final de 60 metros protagonizada por un
sueco y un ruso. ¿Sabéis quiénes eran? Venga, deberes para los próximos
días.