No es un titular para un artículo político, que en ocasiones tambien
encajaría. Es la idea que refleja la situación ridícula que se vivió
este fin de semana en el campeonato de Euskadi de pista cubierta.
Las actuales normativas que establecen quién puede ser campeón de
Euskadi no tienen demasiado sentido, en mi opinión. Se vivieron escenas
paradójicas que van en contra del espíritu deportivo. Tras la asamblea
del pasado año, y a propuesta de los representantes de los atletas, se
aprobó que los participantes de Navarra podían disputar el campeonato
de Euskadi e incluso llegar a las finales pero sin opción a medalla. Me
parece que ésto no tiene lógica. O participan con todas las
consecuencias (finales y tienen medalla) o se les limita su
participación sólo hasta semifinales y sin acceder a las mejoras en
concursos.
En un principio los actuales campeonatos de Euskadi eras
vasco-navarro-riojanos. Con la organización oficial de los campeonatos
de Euskadi se permitió la participación de Navarra y los navarros
optaban a las medallas. Que yo recuerde nunca hubo ningún tipo de
celos, envidias, enfados… porque los navarros ‘dejaran’ sin medallas
a los vascos.
El acuerdo actual dice que los navarros pueden competir en las
circunstancias que he mencionado y que los vascos participen de la
misma forma en los campeonatos de Navarra. Yo sé que directivos de la
Federación Vasca no están muy cómodos con esta normativa. Y sé
positivametne que algunos directivos de la Federación Navarra están muy
cómodos con el hecho de que los navarros participen en Euskadi y no
puedan ser campeones vascos. La política siempre al fondo.
Pero no es de recibo que por esa tibieza que tiñe lo social, y/o lo
deportivo, por culpa de la política y de guardar las formas, suceda que
en la prueba masculina de 200 metros, por ejemplo, sólo se entregara la
medalla de oro. No hubo plata ni bronce aunque participaron 23
velocistas. ¿Por qué? Porque tras las semifinales, se clasificaron los
seis mejores atletas: tres navarros -sin opción a medalla-, un
guipuzcoano con nacionalidad colombiana -sin opción- y dos guipuzcoanos
más, pero uno de ellos renunció a la final. Resultado: sólo un corredor
que optaba a medalla, Jose Ramón Latorre, el vencedor.
Para que no ocurran estas incongruencias será necesario replantear la
normativa ‘navarra’, o bien que no accedan a las finales, como ocurre
en los campeonatos de España con los atletas extranjeros: o bien hacer
series B en algunas carreras; o bien aplicar una normativa que tiene la
Federación Navarra (tiene que haber un mínimo de tres navarros en las
finales).
Por cierto, la federación vasca puede incluir un atleta extranjero en
sus selecciones… esos atletas que no tienen derecho a conseguir
medalla. O saben que puede ser campeón de Euskadi un equipo compuesto
sólo por atletas extranjeros (mirar último campeonato de cross).
Lo dicho, los vascos hacemos el ridículo.