La participación del sudafricano Óscar Pistorius en el Mundial de atletismo me parece un despropósito. No estoy de acuerdo con que este corredor de 400 metros dispute la competición ayudado por sus prótesis de fibra de carbono. Su ventaja es incuestionable como indican los estudios realizados por expertos en biomecánica.
Mi postura no es políticamente correcta. Ya lo sé. Pero es necesario analizar esta situación con datos. Y los estudios dirigidos por prestigiosos equipos, son contundentes. La Federación Internacional así lo entendió y de ahí su negativa, en un primer momento, a permitirle competir con los atletas ‘válidos’. Pistorius lleva ventaja y su incapacidad física resuelta por esas prótesis le debería obligar a competir en categoría paralímpica.
Pistorius recurrió la decisión de la IAAF de no permitirle competir y el Tribunal de Arbitraje Deportivo dio la razón al surafricano, a pesar de la enmienda realizada por la Internacional a su reglamento en el que se matizaba la prohibición del uso de “cualquier dispositivo técnico que incorpore muelles, ruedas u otros elementos que ofrezca al atleta una ventaja sobre otro que no lo utilice”.
EL TAS dio camino libre a que Pistorius participase si lograba la marca mínima exigida. Esta temporada lo ha conseguido con su crono de 45.07 en el 400 m (se pide 45.25 para ir al Mundial). Hace unos días la Federación de Suráfrica le ha seleccionado, al igual que a la ochocentista Caster Semenya, otra de las polémicas recientes en el atletismo internacional. El TAS esgrimió que los estudios realizados no eran concluyentes y que Pistorius también tenía “desventaja en el tiempo de reacción en la salida, le costaba mayor tiempo alcanzar la velocidad máxima y una menor estabilidad en situaciones de lluvia o viento”.
Pero ¿qué dicen esos informes sobre el ‘caso Pistorius’?. Un estudio de las Universidades SMU y de Wyoming, donde se analizaba la zancada del atleta a nivel biomecánico, señalaba que este corredor paralímpico compite con ventaja sobre los demás, como explicó Ignacio Romo en un artículo aparecido en Público.
El doctor Weyand dictaminó en su análisis que “la mecánica de Pistorius es anómala, ventajosa y directamente atribuible a la ligereza y la elasticidad de sus prótesis. Las ‘cuchillas’ con las que corre potencian su velocidad entre un 15% y un 30%”. Ese análisis explicaba que por debajo de las rodillas, “las prótesis de Pistorius presentan un peso de menos de la mitad de las piernas de un atleta válido”. Weyand concluía que la ventaja era de unos 10 segundos en una carrera de 400 metros.
Un artículo de New York Times sobre este atleta lo titulaba “¿Es un atleta discapacitado o demasiado capacitado?”. Y se esgrimía que esa longitud de las prótesis y el efecto muelle, otorgaba un menor consumo enérgetico y por lo tanto una ventaja palpable.
El profesor Peter Brüggemann de la Universidad de Colonia y un equipo de diez científicos, realizaron (2007) un estudio biomecánico y fisiológico de Pistorius y de cinco atletas válidos, todos con un rendimiento similar en el 400. La conclusión venía a decir que Pistorius consumía un 25% menos de energía gracias a sus prótesis.
Y más allá estaría el debate ya en clave de moral deportiva… “¿Es éticamente correcto mejorar a nuestra especie con la ayuda de la tecnología o las intervenciones genéticas?”. Algunas asociaciones transhumanistas ya lo han puesto sobre la mesa y por eso lo traigo aquí.
Por el momento Blade Runner “el corredor de las cuchillas” competirá en el Mundial de Corea. El domingo 28, a las 4.15 de la madrugada, disputará las primeras series con la intención de acceder a las semifinales. Aun así, no me parece lógico. Con sinceridad.