La pregunta que se repite año tras año. ¿Debe o puede crecer en participación la Behobia San Sebastián?
La reina de las populares llegó el domingo a 20.481 inscritos y más de 17.000 que pasaron por el arco de salida. El primer gran muro está derribado: los 20.000. La segunda cifra redonda son los 25.000 corredores. El año próximo se celebra el centenario del club Fortuna. En cuatro años se llega a la 50 edición de la Behobia. Dos ediciones que empujan a hacer algo diferente.
En el tema del crecimiento hay que analizar dos situaciones: la demanda de dorsal por parte de gente que no accede a la inscripción, y las capacidades logísticas que ofrece la carrera para que no haya problemas con el aumento del pelotón.
La demanda está ahí. La lista de espera era de unas 1.200 personas. Y se cerró esa lista meses antes. De haber abierto la mano, pocos dudan de que se hubiera alcanzado, ya este mismo año, los 25.000 corredores.
La capacidad de la prueba para atraer inscripciones en zonas en las que existe nicho de populares es enorme. Ejemplo, Madrid. Así como Cataluña ya ha despegado con más de 2.000 catalanes, las zonas de Madrid y Levante aún están por explotar.
También internacionalmente hay recorrido. Excepto los 2.500 franceses, hay otros países vírgenes. Alemania, Gran Bretaña, Italia, países escandinavos. La organización no oculta que una de sus ambiciones sería contar con unos 1.000 corredores extranjeros, aparte de los franceses.
La madre del cordero llega si ese aumento puede ser asumido por la organización. El primer balance de la edición celebrada es muy positivo. La salida, la meta, los grupos formados en el recorrido (número de atletas por segundo), la plaza de Gipuzkoa… en ningún momento se produjeron señales de alarma. Todo fue fluido.
Quizás exista un planteamiento de adelantar la salida 15 o 30 minutos para que haya margen para más grupos. Eso quitaría el encanto de la llegada a Donosti a las 12. Pero es sólo cuestión de costumbre.
En las últimas ediciones ha existido una mejora notable en servicios para el atleta. La salida en nada tiene que ver con lo que se veía hace diez años. La masificación obliga a profesionalizar determinadas áreas de trabajo que antaño se hacía de forma gratuita y con la buena voluntad de los amigos.
Todo esto aumenta el presupuesto (unos 550.000 euros este año) de la Behobia, y quizás se piensa en un incremento de la cuota de inscripción (30 euros). Yo siempre digo que a todos nos fastidia pagar más pero si la calidad que me ofrecen es alta y estoy satisfecho, importa menos rascarse el bolsillo. Eso lo debe entender el popular, una persona con conocimiento y crítico. La organización lo sabe y creo que no escatima para que la prueba sea ‘la mejor’ y no sólo la ‘más grande’. Buen matiz.
En definitiva, pienso que esta carrera llegará a los 25.000 corredores casi sin darnos cuenta (uno-dos años), y ha demostrado que por condiciones se puede hacer. Ahora falta conocer el balance con el pincel fino. Será definitivo para decidir por dónde irá la Behobia. Los organizadores no desean que se les escape ni un cabo. Ahí manda el sector conservador. Y con otra mentalidad están los optimistas por naturaleza, los que sueñan con una Behobia a la que inyectan calcio más vitaminas. También son sensatos pero ofrecen ese punto de atrevimiento que tan bien ha venido a la carrera en los últimos años.