No está el atletismo en su mejor momento. Es más, quizás se encuentre en el peor de la historia. Prueba a prueba es muy débil. Por sectores, casi nada. Sólo algunas figuras que pueden ser medalla en un campeonato de España e incluso ser internacionales. Por detrás, muy poquito.

El campeonato de Euskadi absoluto vivido este fin de semana es como para echarse a llorar. Cinco o seis cositas interesantes pero con una profundidad de marcas paupérrima. Lo primero que es necesario abordar es el reajuste de las mínimas de participación, tanto de los atletas vascos como de los foráneos. Que alguien mire el ranking y que establezca unas mínimas acordes con los tiempos. Si el nivel actual es bajo, las marcas exigidas deben ser inferiores a las solicitadas hace 20 o 30 años. Así de contundente, así de claro.

Lo mismo sucede en el cross. Ahí están las clasificaciones de nuestros equipos en el estatal. Sólo se salvan dos detalles y un Bidezabal a golpe de fichaje. Esta modalidad anda bajo mínimos a pesar de contar con varios de los mejores crosses internacionales.

No es un momento dulce. Es evidente que estamos en un momento delicado, tiempo de tomar decisiones, la reflexión es obligada pero sin perder un segundo. Estamos en la época de directivos ágiles, no de atapuerquis. De federaciones prácticas, no de federaciones sólo preocupadas por mantener el sillón.

El bajón del nivel del atletismo vasco pasa ya del alarmismo. Sólo Gipuzkoa mantiene con dignidad la cabeza por encima de la ola. Vizcaya, según los datos que tengo delante, está en una crisis total. Por ranking de la Federación Española está en el puesto 18 (hombres) y 14 (mujeres) en senior por provincias; y ¿qué viene por detrás?, pue en cadetes, aún peor (18º y 26º).

Gipuzkoa mantiene un octavo puesto masculino en senior hombres y mujeres, pero ojo con el 16º en cadete masculino, que es una clasificación muy débil.

En esta reflexión que realizo me he ido más allá del propio campeonato de Euskadi. Lo dije en la información que escribí, y un comentario me proponía que esa reflexión debía extenderse al atletismo de Euskadi en general. Tenían razón.

El campeonato de Euskadi es fiel reflejo de lo que está sucediendo. Unas jornadas tristes, lánguidas, sin animación, con poca información, con escasa participación, con la ‘espantá’ de los navarros al campeonato de Aragón.

Es necesario unir espectáculo, al menos unas gotas, al espectáculo deportivo, por poco que haya. Los atletas se lo merecen. Los espectadores lo agradecerán. Además, yo eché en falta representantes de la federación, de las territoriales, al menos para entregar medallas. Es fundamental dar betún y sacar brillo a unos zapatos rotos en jirones, pero zapatos todavía. Hay que cuidarlos porque es el único par que tenemos.

Tal fue el despropósito, que el sábado no estaba abierta ni la puerta del acceso a la grada de meta. Ni funcionaban algunas de las puertas de emergencia. Para que alguien de la instalación donostiarra tome nota. Que aquí todos tenemos pecadito.