Es reconfortante comprobar cómo existe un movimiento serio para generar riqueza a San Sebastián y Gipuzkoa gracias a las carreras de atletismo. Cada día más, deporte y turismo viajan juntos y las pruebas populares es un boom que nadie puede dejar pasar.
El proyecto ‘San Sebastián: destino running’ lleva el apoyo de instituciones y organizaciones de carreras. Se echaba en falta este abrazo desde Diputación y Ayuntamiento, más alla de acciones puntuales que se quedaban en un choque de manos, en un guiño… pero no se entraba en las preocupaciones reales de estas competiciones.
Y digo esto porque durante años se ha mendigado a un ayuntamiento donostiarra, por ejemplo, para que colaborara, y no me refiero al apartado económico, que también, en ese apoyo logístico o de seguridad tan necesarios, o de saber de verdad lo que demanda el atleta popular. Este reproche lo encadeno a la Diputación, sin una firme apuesta en el pasado desde sus departamentos de Turismo. Y no me puedo olvidar de ese Gobierno Vasco que ha puesto pegas con mil ángulos desde varios de sus consejerías a la Behobia, sin ir más lejos.
Desde luego han faltado catalejos para intuir que en ‘esto’ del movimiento popular del atletismo existían oportunidades. Se miraba con complacencia lo que ocurría en otras ciudades y sólo se nos ocurría decir “qué suerte tienen”.
Evidentemente también las organizaciones han carecido del punto profesional que se requería para que el pulso tuviera rentabilidades. Teníamos los zapatos, le dábamos el betún y nadie se encargaba de sacar brillo. Sólo el Fortuna y su Behobia, en la última época, ha sabido dirigir sus esfruerzos de forma directa y precisa.
Por cierto, que en ese acuerdo entre instituciones y organizaciones de las pruebas Behobia, Clásica 15 kilómetros de octubre y maratón, echo en falta a dirigentes del medio maratón de San Sebastián de mayo. ¿No se les ha invitado? Es vital que a este circuito de running en San Sebastián se añada o complete con otro en primavera, quizás liderado por ese Medio Maratón en franca progresión, junto a otras dos-tres carreras que podían comenzar desde una muy facilona de unos 6 kilómetros pasando por otra de 12-15 kilómetros para desembocar en los 21 kilómetros de mediados-finales de mayo.
Ese minicalendario de running en primavera ayudaría a tener nuevas razones para que los más popualres tuvieran otra excusa -y no sólo la Behobia de noviembre- de entrenar y competir en un par de carreras asequibles. Además del factor turístico.
Pero insisto que no es cuestión sólo de apoyo presupuestario y de expandir imagen. Estas carreras necesitan unas condiciones para crecer, para que los corredores las acepten entre sus favoritas. Por ejemplo, circuitos seguros y cerrados. Buenos servicios médicos. Cariño por parte del departamento de Turismo con ofertas de todo tipo o un transporte público gratuito. Y un puñado de imaginación para que el atleta venga acompañado de familiares o amigos, mediante ofertas alternativas de ocio y excursiones