El atletismo vive una nueva era desde que el jamaicano Usain Bolt
maravilló al mundo con su poderío y sus récords en la velocidad de los
Juegos Olímpicos de Pekín. Hasta el que no sabe de atletismo se quedó
con este chaval larguilucho, simpático, generoso en sus demostraciones
de alegría… y sobre todo con su capacidad para triturar a sus
rivales. Si Phelps en la capital china hizo historia en la natación,
Bolt contribuyó a engancharnos, a preguntar a qué hora corría el rayo
de la camiseta amarilla.
Y tras Pekín, Berlín. El Mundial donde
no sólo disfrutaremos de nuevo con Bolt. Esta vez, es mucho mejor. Bolt
tendrá a un rival terrible, el estadounidense T.Gay. Capacidad innata frente a competitividad máxima. Estoy deseando ver al jamaicano en este nuevo escenario.
En Pekín, el año pasado, Bolt tenía domesticada la carrera con un Asafa Powell
hundido mentalmente. En Berlín, no. Primero Powell está liberado de la
presión y deja el protagonismo ‘a los otros dos’. Y lo más importante,
irrumpe T.Gay, doble campeón
mundial, y con hambre de machacar al nuevo divo del atletismo. Es un
pulso inédito. La presión se traslada a Bolt.
Permítanme que me haya centrado en ese duelo Usain Bolt –T.Gay– Asafa
Powell para este comentario inicial del Mundial. Pero jamás un gran
campeonato, en una prueba mítica como es el 100 metros, había tenido al
mismo tiempo, en el mismo campeonato, a dos plusmarquistas del mundo y
a los hombres que tienen las 13 mejores marcas de todos los tiempos.
Por cierto T.Gay posee 2, Bolt 4 y Powell 7 y sin embargo éste último no cuenta, a penas, en los pronósticos. Curioso.