Mi más sincera felicitación al mundo del baloncesto. El título europeo de la selección española es un soplo más de optimismo para que otras especialidades deportivas consoliden su confianza para afrontar retos internacionales.

Si somos campeones en baloncesto, fútbol y en los últimos años en voleibol, balonmano, waterpolo, fútbol sala… también podremos mejorar actuaciones en atletismo. Es necesario creérnoslo un poco más y trabajar en las estructuras de base para que ninguna figura se quede en el camino.

Tengo que reconocer que el atletismo español se ha quedado un poco rezagado en los últimos años. También es cierto que Juegos Olímpicos y Mundiales ‘nos matan’ porque nuestras bazas de mediofondo y fondo se quedan ahogadas con el tsunami africano. Sin embargo me preocupa el futuro. El relevo generacional está costando más que en otras épocas.

El próximo año hay Europeo y en Barcelona. Será una reválida fundamental para el futuro. Una decepción sería fatal para la credibilidad de nuestro deporte. Los políticos, que manejan presupuestos, mirarán con lupa el número de medallas -desgraciadamente es lo que miran- que se logren en Montjuic.

La sociedad en general nos examinará de arriba a abajo. Nos comparará con fútbol, baloncesto… y natación que apoyada por la sincronizada, ha lucido bastante metal en el último Europeo.

Va a ser una temporada complicada y decisiva, aunque alguno quiera disfrazarla de normalidad. En los campeonatos de Europa nos manejamos mejor y debemos aprovecharlo. Barcelona debe ser el momento de demostrar que también el atletismo pinta en este continente.

No tendremos el tiqui-taca de los futboleros, ni la Ñ de oro del basket… pero tenemos un colectivo de hombres-mujeres en saltos, lanzamientos, mediofondo, fondo, marcha, vallas… que nunca habíamos logrado reunir. Es decir, quizás nos falten las estrellas de pasadas décadas (Cacho, González, Abascal, Antón, Fiz…) y sin embargo tenemos el atletismo más completo. No sólo vivimos de hombres y de carreras y marcha. La mujer ha llegado para subir a podios. Y una medalla puede llegar en el 1.500 pero también en altura o en disco.

Ojalá que el mundo del baloncesto, y otros, nos den la enhorabuena el próximo mes de agosto después de los Europeos. Por ahora, nuestra felicitación tiene que llegar, por justicia, a la canasta.