Casi todos estamos fuera de temporada. Cierto. Creo que yo también. Después del Europeo, el atletismo ha entrado en una fase de semirelajación. Sin embargo, hay atletas que se han dejado ver en los mitines, con resultados muy positivos, mientras otros han comenzado su hibernación particular en pleno mes de agosto. ¿Dónde están los atletas llamados profesionales? ¿Dónde se han metido algunos de los medallistas españoles en Barcelona?
No estoy de acuerdo con la actual planificación de las temporadas de muchísimos atletas. Sus pretemporadas competitivas –antes de la gran cita del año- son cortas, cortísimas, casi ni se les vio. Y después de esa gran cita, desaparecen, o compiten a cuentagotas.
¿Dónde están las dos medallistas españolas del 1.500? ¿Y Marta Domínguez? ¿Olmedo? ¿Jesús España? Sólo Arturo Casado y José Luis Blanco, del grupo de metales, han rentabilizado sus éxitos. Sobre todo el madrileño con doble récord personal en 1.500 y 800 metros.
No me quejaré amargamente por la actitud de alguna estrella de la pista que semanas antes del Europeo de Barcelona decidió no conceder ninguna entrevista. Luego son los que más exigirán a los periodistas que les otorguemos protagonismo en las páginas del periódico, en las webs, o minutos de radio o televisión. Luego serán los que criticarán a los periodistas porque sólo piensan en clave de fútbol.
Y después de conseguir que el aficionado se ilusione con las hazañas de nuestras figuras, o que el joven aficionado que ha encontrado en el atletismo ese ejemplo a seguir, llegan los mítines más importantes del circuito mundial, y esos atletas que pedían el apoyo desde la grada o reclamaban protagonismo mediático, no existen, no están en la pista. El aficionado no encuentra la referencia, no tiene a quién animar ni a quien comparar con las grandísimas estrellas.
Entiendo que habrá mil circunstancias personales. Mil decepciones. Mil proyectos de futuro que condicionan el presente. Pero el seguidor al atletismo tiene mil o un millón de razones para exigir a ese atleta profesional, becado con dinero público, a ese atleta que abandera un deporte difícil para que cuaje entre los más jóvenes, a que sea el escaparate que todos esperamos. La televisión no está muy presente en muchas citas atléticas y cuando lo está, falta el nombre que hemos aprendido y la cara que reconocemos.
Quizás algunos atletas de segundo nivel tengan problemas para entrar en el listado de participantes de los principales mítines pero me temo que he dado nombres -y podría dar otros de no medallistas- que hubiesen tenido un hueco en la Liga de Diamante sólo con pedirlo. Otra cosa son las condiciones económicas que sus representantes quieren imponer (ese es otro gran tema de debate en nuestro atletismo, los mánagers) y las condiciones que los organizadores les ofrecen. En ocasiones es necesario mirar menos ‘la pela’ y prestar atención a otras cuestiones.
Los atletas están realizando temporadas cortísimas, a mi entender. Los atletas profesionales y los atletas de menos nivel. Y aún es más ‘temporada-relámpago’ para quien renuncia a la pista cubierta invernal. Me imagino la cara que se les pondrá a algunos padres cuando vean a sus hijos competir 3-4 veces y si no obtienen la mínima para el campeonato de España, estén sin pruebas para finales de junio (sólo apenas tres meses de competición).
Es necesario un cambio de actitud, o de cultura, desde los atletas, técnicos, representantes… hasta los propios mandatarios de la federación, que algo tendrán que decir. Ya sé que no pueden obligar a un atleta a competir fuera de las citas de selección o campeonato oficial, pero habrá que ayudar a modificar sus planteamientos. No queremos atletas de abrir y cerrar los ojos. Queremos atletas que ilusionen con sus actuaciones, con sus duelos, con sus intentos de récord o de lo que sea, con sus declaraciones… que se les conozca, que se les identifique por la tele, que el chaval del pueblo de Guadalajara sepa sus nombres. ¿Es tan difícil?