Hace algún tiempo, en una reunión familiar, nos dedicamos a recordar canciones de otros tiempos. Lógicamente, para no perdernos con las letras y acertar con el tono, encendimos el ordenador y nos fuimos a YouTube a buscar las canciones. Creo que las encontramos todas, y además con una oferta amplia de intérpretes, versiones e incluso opciones para hacer karaoke.
Me imagino que muchos lectores se habrán encontrado en situaciones similares. ¿Que quiero oír lo último de Rihanna? Me voy a YouTube; ¿que quiero volver a cantar aquella de Sabina? Me voy a YouTube; ¿que mi madre quiere volver a tararear aquella canción de Paul Anka? Se la busco en YouTube. Además, lo bueno de YouTube es que puedo escuchar una canción todas las veces que quiera, y en cualquier sitio, siempre que tenga acceso a Internet.
Ante un acceso tan fácil y barato, parece lógico pensar que YouTube esté reduciendo muchísimo la venta de discos. Sin embargo, existe un contraargumento ante esta presunción. El acceso libre y gratuito a las canciones nos permite “probarlas” y así juzgar si nos gustan o no. Si después de escuchar una canción algunas veces nos gusta mucho, puede ser que decidamos comprarla para poderla escucharla en aquellos momentos donde no tengamos acceso a Internet. En este caso, la existencia de YouTube fomentaría la venta de discos. ¿Qué efecto será más importante? ¿El de sustitución: “No compro la canción porque la puedo escuchar en YouTube”? ¿o el de “promoción”: “como he podido “probar” la canción, sé que me gusta y la voy a comprar”?
Responder a esta pregunta no es nada fácil. La forma ideal de contestarla sería la siguiente: comparemos las ventas de discos en Gipuzkoa este mes con las ventas de discos que se habrían realizado en Gipuzkoa este mes si no hubiese YouTube. Lógicamente, como no nos podemos inventar una segunda Gipuzkoa sin YouTube es imposible realizar este experimento. En estos casos, los economistas recurrimos a lo que se conocen como experimentos naturales. Y esto es lo que han hecho los profesores Tobias Kretschmer y Christian Peukert en un trabajo muy interesante en el que analizan el efecto de YouTube sobre las ventas de discos y de canciones.
El experimento natural es el siguiente: por disputas entre lo equivalente a la Sociedad General de Autores en Alemania y YouTube relativos a los derechos de autor, YouTube no permite el visionado de un número importante de vídeos musicales en este país. En cambio, en muchos otros países no existen esos problemas y se pueden visionar los vídeos en YouTube. Los profesores Kretschmer y Peukert han comparado las compras en iTunes de las canciones cuyos vídeos no se pueden ver en YouTube en Alemania con las compras en iTunes de las mismas canciones en ocho países europeos y Estados Unidos en los que sí se pueden ver los vídeos. Si el efecto sustitución es más importante, las compras de canciones serán menores en los países en que se pueden ver los vídeos en YouTube que en Alemania. En cambio, si el efecto promoción es más importante, la compra de canciones será mayor en los países que sí pueden ver los vídeos que en Alemania. ¿Resultado? Que un efecto compensa el otro: es decir que el efecto negativo de la sustitución se compensa con el efecto positivo de poder “probar” las canciones.
He de reconocer que a mí me ha sorprendido mucho el resultado, ya que esperaba que el efecto sustitución fuese mucho más importante que el efecto de “probar”. Pero parece que no es así. Como sugieren Krestschmer y Peukert en el título de su trabajo, recordando un viejo éxito de The Buggles, “Video (did not) Killed the Radio Star”. Por cierto, puedes escuchar esta canción en YouTube.