El Capital está de moda. Es “trending topic” por la obra de Thomas Piketty, “Capital in the Twenty-First Century”, traducido del francés al inglés recientemente. Comienza así:
“La distribución de la riqueza es uno de los temas más discutidos y controvertidos hoy día. Pero, ¿qué conocemos realmente sobre su evolución a largo plazo? ¿Conduce la dinámica de la acumulación privada de capital necesariamente a la concentración de la riqueza en unas pocas manos, como creyó Karl Marx en el siglo XIX? O, las fuerzas compensadoras del crecimiento, la competición y el progreso tecnológico conducen a un estado siguiente de desarrollo con menor desigualdad y mayor armonía entre las clases, como Simon Kuznets pensó en el siglo XX? ¿Qué conocemos realmente sobre cómo han evolucionado la riqueza desde el siglo XVIII y qué lecciones podemos extraer del conocimiento para el siglo en el que estamos?”
Es un libro de casi 700 páginas, un trabajo muy extenso sobre un tema crucial (pincha aquí para acceder a los datos). En un post anterior sobre el creciente peso del capital respecto a los salarios en el producto interior bruto (PIB) adelanté su mensaje: ¡el capital ha vuelto!.
La primera conclusión que señala Piketty es que uno debe estar atento a cualquier determinismo económico respecto a las desigualdades de la riqueza y la renta, dado que la historia de la distribución de la renta ha sido siempre profundamente política. No puede quedar restringido a una cuestión meramente económica.
Su segunda conclusión es que la dinámica de la distribución de la renta exhibe mecanismos muy robustos que empujan alternativamente hacia la convergencia (a través de la difusión de la tecnología y la inversión en formación y habilidades) y a la divergencia (por la falta de inversión en formación y por la acumulación y la concentración de la riqueza cuando el crecimiento es débil y el rendimiento del capital es alto). Piketty muestra dos patrones acerca de la importancia de cada uno de estos procesos divergentes. Ambos gráficos tienen “forma de U”, que mostrarían un período de desigualdad decreciente seguido de una desigualdad creciente.
El primer patrón que subraya es la existencia de una mayor desigualdad. El Gráfico 1 captura este resultado, que muestra cómo el decil superior de rentas recibió en torno a 45-50% de la renta en las décadas de 1910-1920, cayó al 30-35% a finales de los 40, se estabilizó en ese nivel durante 1950-1970 y volvió a elevarse hasta el 45-50% a comienzos de este siglo. Piketty atribuye este aumento reciente a que los directivos de alto nivel tienen el poder para fijar sus propias remuneraciones. En Europa este efecto sería menor.
Gráfico 1: La desigualdad de la renta en los Estados Unidos, 1910-2010.
Fuente: Thomas Piketty (2014). “Capital in the twenty first century”. (enlace)
El segundo patrón lo denomina la “fuerza fundamental para la divergencia”. Lo llama r>g, donde g es la tasa a la que crece el capital, r, que es superior a la tasa a la que crece el PIB, g. También lo denomina la “contradicción principal del capitalismo”. Es importante señalar que el capital incluye el valor total de la riqueza privada, en forma de activos no financieros, tales como la tierra, viviendas, edificios, maquinaria, infraestructuras; activos financieros, tales como los depósitos bancarios, fondos de inversión, bonos, acciones, fondos de pensiones, etc.; menos la deuda existente. El Gráfico 2 muestra el valor del capital dividido por la renta nacional anual (que es el PIB más las rentas y transferencias netas recibidas), para el período 1870-2010. Esta ratio indica el número de años de renta nacional al que equivale el valor del capital. Partiendo de un valor muy alto de 6 ó 7 a finales del siglo XIX, disminuye hasta 2-3 en el período de entreguerras y aumenta de forma regular desde mediados del siglo pasado y alcanza valores de 5 ó 6 años de renta nacional. Ello se debe principalmente, según Piketty, a que el crecimiento del PIB se ha ralentizado en el último período, lo que implica que la riqueza pasada adquiere una importancia desproporcionada.
Gráfico 2: La relación capital/renta en Europa, 1870-2010.
Fuente: Thomas Piketty (2014). “Capital in the twenty first century”. (enlace)
Conviene tener en cuenta que las conclusiones del trabajo reflejan básicamente la evolución de los países desarrollados, tales como los Estados Unidos, Japón, Alemania, Francia y Gran Bretaña, a pesar de que se busca extender estos resultados a los países en vías de desarrollo y emergentes.
Las críticas (numerosas) no han faltado. La más conocida ha venido probablemente de Chris Giles (Financial Times), que critica los resultados básicamente por las fuentes utilizadas y los supuestos empleados en el trabajo. Ha tenido la respuesta de Piketty en las mismas líneas en varios momentos (así como en su página web). Otro trabajo interesante es el de Per Krusell y Tony Smith, que argumentan que la predicción tan pesimista se basa en un supuesto muy extremo y no realista sobre el comportamiento del ahorro de las familias. Así, Krusell y Smith sugieren que la ratio capital-renta se elevaría muy modestamente cuando el crecimiento fuera reducido, de modo que la desigualdad tendría su origen en las instituciones educativas, el cambio técnico sesgador de habilidades, la globalización y la estructura de los mercado de capitales, entre otros “culpables”.
Como colofón de su trabajo, en la parte final, Piketty sugiere algunas medidas para evitar una excesiva desigualdad de la renta y la riqueza. Entre ellas señala un impuesto progresivo mundial sobre el capital, un impuesto progresivo sobre la renta y las herencias, etc.
El debate está servido …