Estimad@s lector@s de Ekonomiaren Plaza. Esperamos que hayáis tenido un buen verano lleno de aventuras, crema solar, chapuzones en el agua y caminatas en el monte, y que la tan anunciada depresión postvacacional no haya hecho mella a la hora de volver a los quehaceres habituales.
En nuestro caso, el verano tocó su fin hace ya unas cuantas fechas. El pasado día 14 de Septiembre se celebró la apertura oficial del curso 2015-2016 y con ella constatamos cómo l@s alumn@s de grado, doble grado, máster y doctorado se han vuelto a apoderar de nuestro campus de San Sebastián. Una de las palabras que se utiliza de forma más habitual en las conversaciones postvacacionales, es la de “desconectar”. En nuestro caso, desconectar es un verbo que rara vez se produce, ya que nuestra profesión nos obliga a estar atentos a las últimas publicaciones, convocatorias y noticias que se producen en el mundo de la economía y de la empresa. Además de ello, una de las preguntas que asolan nuestro pensamiento durante la época estival es la de, ¿cómo puedo mejorar mis competencias docentes para que los procesos de aprendizaje sean más eficaces?
Esta es la pregunta a la que ha tratado responder Victor Lavy, de la Universidad de Warwick (Reino Unido) en uno de sus últimos artículos (pincha aquí para acceder al mismo). La aproximación de Lavy consistió en hacer varias encuestas a alumnos de una serie de centros de educación primaria y secundaria entre los años 2002 y 2005. En estas encuestas se medían un total de 29 atributos docentes, que quedaban agrupados en cinco dimensiones: (i) grado de conocimiento; (ii) formación en capacidades analíticas y habilidades críticas; (iii) capacidad para fomentar el estudio de manera individual; (iv) transparencia, equidad, y retroalimentación, y (v) tratamiento individual de los estudiantes. Para poder observar el impacto de las anteriores dimensiones y atributos sobre la eficacia de los docentes en el aprendizaje de los estudiantes, el autor tuvo a su vez en cuenta características de los alumnos tales como su género, el nivel de escolaridad de los padres, número de hermanos, y su continente de origen.
Los resultados de Lavy apuntan a que aquella enseñanza que hace hincapié en profundizar en el grado de conocimientos y su comprensión tiene un efecto muy fuerte y positivo especialmente para las niñas y alumnos de niveles socioeconómicos bajos. En efecto, uno de los atributos que muestra un efecto más importante sobre el aprendizaje es la medida en la que los profesores se aseguran de que sus estudiantes conozcan y comprendan el material mediante el uso de ejemplos y técnicas de memorización, tareas individuales y trabajos grupales tanto en clase como en casa. En segundo lugar, el uso de técnicas docentes que dotan a los alumnos con capacidades analítica y crítica tiene efectos positivos, especialmente entre los alumnos de familias educadas. La transparencia y equidad en la evaluación de los alumnos, así como la retroalimentación en tiempo y forma también conduce a ganancias en el rendimiento cognitivo, especialmente entre los niños. Sin embargo, el fomento del estudio de manera individual y el tratamiento personalizado no parece conllevar ninguna mejora en el aprendizaje de los estudiantes.
Este estudio es de relevancia ya que arroja luz sobre la eficacia de los enfoques tradicional y moderno de la enseñanza respectivamente, los cuales están siendo continuamente utilizados en los debates políticos recientes y las consiguientes reformas educativas. Este estudio evidencia que un enfoque no es necesariamente sustitutivo del otro, sino que ambos deben coexistir en el aula. Espero que este sea un buen año académico. Sin duda alguna, como docentes, tenemos mucho que mejorar en el aula. No estaría de más, sin embargo, que los alumnos también leyeran este post para que sean conscientes de que su aprendizaje es en gran medida una responsabilidad individual.
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