Este pasado Domingo, 1 de Mayo, además del día del trabajo, también se celebró el día de la Madre, por lo que se podría decir que era el día perfecto para reconocer la labor que realizan las madres trabajadoras en particular, y las mujeres trabajadoras en general. Sin embargo, cuando se quiere reconocer la labor profesional de una mujer, a menudo, se obvian sus características profesionales, y se termina por poner el énfasis en su género. Una de las últimas viñetas de “Modernadepueblo”, ilustra claramente las diferencias en la percepción profesional entre hombres y mujeres.
Es bien sabido que las diferencias de género, aún firmes en nuestras sociedades, conllevan que haya pocas mujeres en las carreras de Ciencias, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas. Según los datos del Ministerio de Educación sobre el sistema universitario español para el curso académico 2014-2015, a pesar de que las mujeres sean mayoría en las universidades españolas (un 54%), sólo representan el 25% de los estudiantes de la rama de Ingeniería y Arquitectura. Pero no se vayan todavía, aún hay más. Daniel Grunspan y su equipo de investigación en la Universidad de Washington han demostrado que las mujeres que comienzan la universidad en carreras de ciencias abandonan sus estudios en mayores proporciones que sus pares masculinos. Los investigadores se centran en la biología, ya que los ratios de matriculación de mujeres y hombres en la licenciatura de biología en la Universidad de Washington son muy similares. Su estudio revela que los estudiantes varones consideran que sus compañeros de clase no sólo tienen un mayor conocimiento sobre los contenidos de sus estudios, sino que también presentan un mejor rendimiento que las estudiantes de género femenino, a pesar de que no haya diferencias significativas en las notas si se atiende al género de los alumnos.
En el estudio participaron 1.700 estudiantes de la licenciatura de biología de la Universidad de Washington (el 56% de la muestra eran mujeres). Se pidió a los estudiantes que nombraran, en tres momentos temporales a lo largo de un año académico, a aquellas personas que consideraban que eran más fuertes en la comprensión de los materiales de clase, y a aquellas que consideraban que iban a obtener una mejor nota. Además, los profesores de estos estudiantes fueron encuestados para poder identificar ex-ante a aquellos estudiantes que más participan en clase, ya que consideraban que éstos podrían ser potencialmente identificados como más visibles para los demás.
En primer lugar, el estudio muestra que los profesores consideraron que los varones eran más activos que las mujeres en clase. También encontraron que las estudiantes de género femenino se sienten menos cómodas a la hora de participar en clase. En segundo lugar, y atendiendo a las opiniones de los estudiantes en su conjunto, los chicos obtenían un mayor reconocimiento que las chicas, tanto en lo que respecta a la percepción de su grado de conocimiento, como en relación a la nota que se cree que van a obtener. Para que una mujer fuera “nominada” al mismo nivel que un estudiante masculino, sus notas tenían que ser aproximadamente dos puntos más altas (en una escala de 0-10) que las de los varones.
Por su parte, si se analizan las opiniones de las mujeres exclusivamente, se observa cómo las mujeres consideran a los estudiantes masculinos y femeninos casi equitativamente. Por contra, el sesgo de género entre los estudiantes varones era 19 veces más fuerte que entre las mujeres. Los tres mejores estudiantes (aquellos que más nominaciones recibieron) eran de sexo masculino en todas las clases en las que se hizo el estudio (un total de 11 clases), a pesar de que también había estudiantes de género femenino que participaban activamente en clase y obtuvieron las mismas notas e incluso mejores que las de sus compañeros masculinos.
Dado que la biología, al menos en el contexto nacional, es una disciplina en la que no se observa una importante presencia de mujeres (en España, en ciencias de la salud las mujeres representan un 70,1% del total), es posible imaginar que el sesgo observado por Grunspan y sus colegas tiene un efecto mucho mayor en otros campos como la física, las matemáticas o la ingeniería, que numéricamente son muy dominadas por los hombres.
Debemos tener en cuenta que los estudiantes de hoy son los futuros responsables de las políticas de nuestro país. Algún día, nuestros estudiantes serán los encargados de la contratación de personal en las empresas, otros estarán en la administración pública y deberán tomar otras decisiones igualmente importantes para nuestra sociedad. Debemos por tanto ser conscientes de que la ausencia de igualdad género no va a desaparecer simplemente porque vayamos a tener una nueva generación a cargo de las decisiones del país.
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