En las últimas décadas, las estructuras de los sistemas de educación superior se han transformado sustancialmente. A partir de la década de los 1990s, como resultado de la segunda revolución académica, las funciones de las universidades se ampliaron más allá de la docencia y la investigación, pasando a cubrir una tercera misión vinculada al desarrollo económico y social. Las universidades se están convirtiendo (o deberían convertirse) en organizaciones con una orientación innovadora, ya que no sólo tienen que transformarse internamente, sino que también deben transformar el entorno en el que operan.
¿Cómo pueden los agentes sociales y económicos, profesores, investigadores, potenciales estudiantes y sus familias saber si una universidad está realmente transformando la ciencia, la tecnología y la sociedad, y está teniendo un impacto positivo en la economía? El pasado 30 de abril de 2019, Reuters, una de las organizaciones que recoge datos acerca del desempeño de las universidades a escala global, publicó un ranking con las universidades europeas más innovadoras. Este ranking viene a remarcar que la innovación no se produce de manera aislada en las empresas, sino que la innovación es fruto de una gran variedad de interacciones entre agentes sociales y económicos, en las que las universidades desempeñan (o deberían desempeñar) un papel central.
Dicho ranking incluye un total de 100 universidades, que además de producir resultados de investigación con un elevado impacto científico, son también capaces de crear tecnologías útiles y de estimular la economía, tanto a escala local como global. Por cuarto año consecutivo, la Universidad Católica de Leuven (en Bélgica) encabeza la lista de universidades innovadoras. En base al ranking proporcionado por Reuters, las 10 universidades europeas más innovadoras serían (puedes encontrar una breve caracterización de estas 10 primeras universidades aquí):
Las universidades alemanas son las más representativas de este ranking, con 23 instituciones en el top 100. El Reino Unido sería segundo con 21 universidades. Francia ocupa el tercer lugar con 18, seguida de Holanda con 9, Bélgica con 7, España y Suiza con 5 cada una, Italia con 4, Dinamarca con 3, Noruega con 2 y Austria e Irlanda con 1. Las 5 universidades españolas que se incluyen en este top 100 son:
– Universidad de Barcelona: posición 75
– Universidad Politécnica de Cataluña: posición 81
– Universidad de Valencia: posición 92
– Universidad Politécnica de Valencia: posición 95
– Universidad Autónoma de Barcelona: posición 100
A pesar de que la definición que hace el anterior ranking de universidad innovadora podría ponerse en tela de juicio por estar centrada principalmente en innovaciones de carácter tecnológico, lo cual sesga en cierto modo los resultados en favor de universidades que cuentan con facultades de en disciplinas científicas duras y con facultades de ingeniería, hay que admitir que dicho ranking ofrece una buena imagen del desempeño de los sistemas de educación superior.
En lo que se deriva de los anteriores resultados, España muestra unas carencias importantes en lo que respecta al desempeño y orientación de su sistema de educación superior, debido al gran número de universidades con las que cuenta su sistema académico en comparación con otros países europeos. Sin embargo, la cantidad (número de universidades) no viene acompañada de la calidad, y esto tiene implicaciones claras en la pérdida de talento que se ve obligado a ‘hacer las maletas’ debido a la ausencia de oportunidades para poder desarrollar sus investigaciones y trasladarlas a la sociedad. Para muestra un botón. El pasado 9 de mayo el Profesor Enrique Zuazua recibía de manos del Ministerio de Educación e Investigación alemán la Cátedra Humboldt, gracias a la cual podrá continuar desarrollando su investigación en el ámbito de la matemática aplicada en la Friedrich-Alexander University Erlangen-Nürnberg.
La Cátedra Humboldt es el galardón de investigación más importante de Alemania, el cual se concede a científicos de prestigio mundial, con el fin de atraer talentos a dicho país… y llevárselos de otros países. Ejemplos como el anterior hacen que estemos continuamente perdiendo activo esencial para fomentar y liderar investigación de vanguardia. El futuro de la innovación depende de la educación superior, y ciertamente el futuro de la educación superior depende de la innovación.
Moraleja: No hay más ciego que aquel que no quiere ver.
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