Asier Minondo
Un japonés tiene el doble de probabilidad de morir por un desorden digestivo que una persona de cualquier otro país del mundo. Japón es también un gran exportador de medicamentos que alivian los desórdenes digestivos. Esta relación no es casual. De hecho, existen modelos económicos que predicen que un país tenderá a exportar aquellos productos en los que la demanda en su mercado doméstico sea elevada. Esta relación entre demanda doméstica y exportaciones se conoce como el efecto del mercado doméstico.
¿Por qué existe una relación entre lo que se demanda en un país y sus exportaciones? La razón fundamental son las economías de escala, que pueden ser internas o externas a la empresa. Cuando las economías de escala son internas a la empresa, un aumento en la escala de producción reduce el coste de producir cada unidad de producto. Así, las empresas que se sitúan en mercados donde la demanda de productos es elevada pueden alcanzar un volumen de producción mayor, lo que les permite tener unos costes de producción unitarios más bajos, y ser más competitivas que las empresas situadas en mercados donde la demanda es menor. Las economías de escala también pueden ser externas a la empresa. En este caso, es el tamaño del conjunto de la industria en un país o una región lo que permite a las empresas situadas en ese país o región producir a un precio más bajo. Por ejemplo, si una industria es más grande, puede ser rentable invertir en infraestructuras que beneficien a todas las empresas del sector, o en la formación de trabajadores en las competencias específicas que requiere la industria. Si la demanda de un producto es mayor en un país, la industria que suministra este producto será más grande, se podrán explotar las economías de escala externas, y las empresas del sector tendrán una ventaja en costes frente a las empresas que producen en países en los que la demanda es menor.
Como algún lector ya habrá advertido, la existencia de economías de escala internas y externas puede justificar que un país decida poner barreras a las importaciones, para así favorecer sus exportaciones. Si las importaciones se vuelven más caras, los consumidores sustituirán las importaciones por los productos domésticos, se podrán alcanzar mayores economías de escala internas y externas, lo costes de las empresas domésticas bajarán, lo que les permitirá competir en los mercados foráneos.
Un cuarteto de economistas: Arnaud Costinot, Dave Donaldson, Margaret Kyle y Heidi Williams, ha analizado si realmente los países venden en el exterior, mediante exportaciones o implantándose en otros países, aquellos productos que tienen una gran demanda en su mercado doméstico. Para ello, estudian las ventas de medicamentos. Los autores utilizan la distribución de la población por edades y sexo en cada país, y cómo afecta cada enfermedad a cada combinación de grupo de edad y sexo, para construir una predicción del número de personas que estará afectada por una enfermedad en un país. Por ejemplo, la enfermedad de Alzheimer afectará a más personas en Japón que en Paquistán, porque el porcentaje de personas mayores en Japón es muy superior al de Paquistán. Los autores muestran, a continuación, que existe una relación positiva entre la población afectada por una enfermedad en un país y las ventas que las empresas de ese país realizan en el exterior del medicamento para tratar esa enfermedad. Este resultado confirma que una mayor demanda de un medicamento en el mercado interior, aproximado por la predicción del número de habitantes del país que sufre la enfermedad, impulsa las ventas en el exterior.
Esta relación sugiere que las empresas de nuestro país que vendan productos o servicios en los que nuestra demanda doméstica es alta son empresas que pueden ser particularmente competitivas en el mercado exterior. Por ello, qué productos y servicios son especialmente demandados en nuestro mercado puede ser un elemento a tener en cuenta a la hora de diseñar políticas públicas de promoción de las exportaciones.