Hoy tenía pensado continuar con la saga de posts sobre la desigualdad en nuestro blog pero …. teniendo en cuenta que estamos confinados en casa desde hace más de 2 semanas debido a la crisis del COVID-19, he creído oportuno cambiarlo para tratarlo en este blog. Debo decir que no me ha resultado fácil … por la cercanía o …. porque estos días, con el cambio a la docencia en remoto … la sensación de exceso de trabajo/falta de tiempo se me ha agravado ….
Al grano.
Empecé googleando “Mobile World Congress”. En tercer lugar, aparecía una noticia sobre su cancelación (el 12 de febrero), “Los organizadores cancelan el Mobile World Congress de Barcelona por la crisis del coronavirus. La GSMA adopta esta drástica decisión tras la oleada de bajas y pese a que las autoridades insisten en que no hay ningún riesgo sanitario”. Recuerdo algunos comentarios de la época…que aguantan mal el paso del tiempo. (Ya sé, “después de visto, todo el mundo listo”)
Cuando tiene lugar este tipo de acontecimientos me viene a la cabeza la película ”Tiburón”, en la que el sheriff del pueblo (protagonizado por Roy Schreider) Amity Island, tras el ataque inicial de un tiburón a bañistas en la playa y el peligro de que lo volviera a hacer, decide cerrar la playa, pero el alcalde no le da permiso para no crear una alarma no suficientemente fundamentada (el alcalde había tomado algunas medidas para salir del paso, tales como, poner algunas redes en el mar para impedir que entrara ningún tiburón, etc.), porque el pueblo iba a recibir un montón de visitantes con ocasión de la celebración del 4 de julio, que es un día muy grande en los Estados Unidos.
Este es el “trade-off” típico al que se enfrentan las autoridades:
En la opción 1 el coste es cierto e inmediato, pero la ganancia incierta (¿y si no pasa nada?) y no necesariamente inmediata, y en la opción 2 ocurre lo contrario. Por ello, a menudo, se tiende a la opción 2 de manera más recurrente. En otras situaciones, por ejemplo, con el cambio climático, ocurre algo similar. El coste de tomar medidas anticontaminación es cierto e inmediato, mientras que el beneficio es incierto y futuro. Consecuencia: se demora la toma de decisiones.
En la crisis del COVID-19 está teniendo lugar el mismo trade-off:
Las autoridades se sitúan en la opción 2, hasta que, conscientes de lo que se avecina, comienzan a tomar medidas de la opción 1: primero evitar grandes aglomeraciones, luego el confinamiento en casa… y ya el 28 de marzo se paraliza toda la actividad no esencial …
Ese trade-off se puede observar fácilmente en la Figura 1 abajo, tomada del magnífico trabajo ”Act fast and do whatever it takes”” (editado por Baldwin y Weder di Mauro), sobre la crisis del COVID-19, por parte del mejor blog de economía en Europa, VoxEU (no confundir con Vox). Los esfuerzos para aplanar la curva “epi” (que recoge la variación diaria en el número de casos de personas infectadas por el virus) reduce la actividad económica. La recesión sería, por tanto, una medida necesaria de salud pública. En la Figura 1 hay un gráfico arriba (el gráfico médico) y otro abajo (el gráfico económico). En el gráfico de arriba (médico), la curva roja sugiere cómo sería la curva “epi” sin políticas de contención: la curva azul correspondería a cuando existen políticas de contención. Las políticas de contención aplanan la curva. En el gráfico de abajo (económico) la curva roja muestra las pérdidas económicas (crecimiento negativo) cuando no hay políticas de contención; la curva azul sugiere cómo sería la evolución de la recesión cuando se imponen las políticas de contención: la curva azul es más inclinada y profunda que la roja, esto es, sería la inversa de la curva de arriba. En suma, “aplanar la curva de infección inevitablemente profundiza el empeoramiento de la curva de recesión macroeconómica” (Pierre-Oliver Gourinchas, uno de los múltiples autores del libro).
Y aquí es donde radica la clave por la que todos los gobiernos tienden a actuar tarde …
Figura 1: Políticas de contención, los nuevos casos (“la curva epi”), y las curvas de recesión: alisamiento y empinamiento de las curvas
Fuente: ”Act fast and do whatever it takes”
El impacto de la crisis del COVID-19 se puede dividir en tres tipos de “shocks”:
¿Cómo afecta esta crisis a la economía? Gourinchas utilizar un gráfico básico, el del flujo circular de la renta, para mostrarlo. Todo está interconectado, el gasto de uno es el ingreso de otro, y la política de contención rompe con esta interconexión. Las personas son propietarias de las empresas y ofrecen su trabajo, que es comprado por las empresas para producir bienes y servicios a cambio de un salario o una rentabilidad, que es el que luego utilizan para comprar esos bienes y servicios. Así se consigue cerrar el círculo, que mantiene la economía en crecimiento. Una interrupción del flujo, provoca la recesión. En la Figura 2 abajo, las cruces rojas muestran dónde ocurren los tres tipos de shocks en la economía:
Figura 2. El impacto del COVID-19 a través del flujo circular de la renta.
Fuente: ”Act fast and do whatever it takes”
Se suele estimar que una semana de cierre completo supone un 2% del PIB en puntos porcentuales para el país. Si son cuatro semanas completas, suponen un 8% del PIB aproximadamente. O si se combinan 4 semanas de cierre al 50% y otras 4 al 25% se puede acercar al 6%. Goldman Sachs lo estimó la semana pasada en casi el 10%. En el mejor blog de economía en España, en Nada es Gratis, Boscá, Domenech, y Ferri estiman la caída del PIB en 2020 en un 4,1 %, que podría llegar hasta un 7,1% (donde se preveía un crecimiento del 1,6% para 2020), y con 0,5% adicional por cada semana de Alarma (pincha aquí). (Digresión: Ellos parten de un shock negativo sobre la productividad total de los factores relativamente optimista de un 13,9%; la paralización de las actividades no esenciales implica un shock bastante mayor que el que ellos estiman, lo que implicará un impacto bastante mayor probablemente) En cualquier caso, el País Vasco, España y la mayor parte de países entrarán en recesión ya. Para tener una visión de lo que esta recesión supone, lo podemos comparar con lo que ocurrió en la Gran Recesión: el PIB se contrajo en un 3,8% en 2009 (el peor año). Ahora la magnitud es mayor, aunque no son magnitudes totalmente comparables, por su duración y características.
La cuestión candente ahora está en qué hacer. Gourinchas dice algo fundamental, quizás hasta obvio, que conviene recordar:
“Es importante recordar lo que la política económica puede hacer y lo que no. El objetivo no es y no puede ser eliminar la recesión completamente. La recesión estará ahí, será masiva, pero esperemos que de corta duración. Por contra, la prioridad debe ser cortocircuitar todo los ciclos de feedback y canales de contagio negativos que de otra manera amplificarán este shock negativo”.
Pero lo que sí se puede y se debe hacer es lo que dice el título del libro: “Actuar rápido y hacer todo lo que sea necesario”. Las medidas más importantes que se han tomado hasta la fecha han sido (aquí un resumen para España y aquí para el País Vasco):
Mi impresión es que la parte financiera está cubierta mejor, pero la parte de la garantía de renta parece más débil hasta el momento …
No es fácil saber el impacto de todo ello. Sin embargo, Boscá, Doménech y Ferri han estimado, también, cuál es el escenario si se tomaran las medidas y se mitigaran los resultados anteriores (en Nada es Gratis, pincha aquí): la caída del PIB en 2020 sería del 0,6%, pero podría llegar hasta el 4,5% en otros escenarios. La paralización de las actividades no esenciales empeorará bastante estas cifras probablemente.
Es pronto para saber todo lo que el futuro cercano nos deparará. Hasta el 11 de abril sigue el Estado de Alarma y la paralización de actividades no esenciales. No parece que en el muy muy corto plazo vaya a cambiar mucho la situación económica, pero … nunca se sabe …
¡Ánimo con el confinamiento!