Las consecuencias negativas de la pandemia han sido y están siendo enormes. Un aspecto muy importante es el que concierne a sus consecuencias económicas sobre la desigualdad. Un grupo de 6 economistas (Oriol Aspachs, Rubén Durante, Alberto Graziano, Josep Mestres, José G. Montalvo y Marta Reynal-Querol), a través de la Universidad Pompeu Fabra, el Institute of Political Economy and Governance y CaixaBank Research, lo ha analizado (pincha aquí para el dossier breve; aquí para el “paper”; aquí para el proyecto) en un proyecto pionero a nivel mundial para seguir la evolución de la desigualdad y el estado de bienestar a tiempo real. Para ello analizan alrededor de 3 millones de nóminas anonimizadas depositadas en CaixaBank al mes, junto con las posibles transferencias que puedan recibir de las instituciones públicas. La representatividad de la muestra es muy alta porque la distribución de salarios de la Encuesta de Estructura Salarial y la de las nóminas de CaixaBank son muy parecidas.
Destacan las siguientes conclusiones. Primero, el impacto económico de la pandemia en España está siendo muy fuerte y muy desigual. El Gráfico 1 muestra los diagramas de Sankey. Dividen su muestra en 4 grupos:
Analizan la evolución entre febrero (antes de la pandemia), abril (con el impacto máximo del confinamiento) y agosto (último dato analizado).
Por un lado, el porcentaje de personas sin ingresos pasó de 16,7% en febrero a 31,6% en abril, un tercio de las personas con ingresos bajos pasó a no tener ingresos, un tercio de las personas con ingresos medios pasó a tener ingresos inferiores (un 20% pasó a no tener ingresos) y un 30% de las personas con ingresos altos obtuvo menores ingresos (la mayor parte de éstos pasó a tener ingresos medios). A partir de mayo-junio se recuperó una parte de la distribución de la renta entre los colectivos con menores ingresos.
Gráfico 1. Distribución de los salarios antes de redistribuir renta.
Fuente: Informe Mensual CaixaBank Research, nº 450, Noviembre 2020.
Segundo, el Gráfico 2 muestra la distribución de los salarios después de redistribuir la renta, esto es, teniendo en cuenta las transferencias del sector público (prestaciones por desempleo, …). La situación de partida refleja una de las funciones económicas primordiales que cumple el sector público, como es el de fomentar la equidad. En efecto, mientras en el Gráfico 1 se observa que el porcentaje de personas sin ingresos es el 16,7% y el de ingresos bajos el 19,1%, en el Gráfico 2 son, respectivamente, 3,9% y 30,2% en febrero, antes de la pandemia. Después, en abril, el grupo de personas sin ingresos sube hasta el 10,5%, lejos del 31,6% antes de transferencias, con lo que el sector público ofrece una cobertura de alrededor de 2/3 para las personas sin ingresos. En los colectivos de renta baja y media también ayudó a que el descenso de los ingresos no fuera tan fuerte.
Gráfico 2. Distribución de los salarios después de redistribuir renta.
Fuente: Informe Mensual CaixaBank Research, nº 450, Noviembre 2020.
Así, pues, este importante trabajo refleja la dureza de las consecuencias económicas negativas de la pandemia y el papel fundamental del sector público en mitigar las situaciones económicas adversas.
Conviene tener muy en cuenta estas lecciones.