Asier Minondo
Las materias primas han vuelto al centro del debate económico. Este renovado interés se debe a que nos hemos dado cuenta de que dependemos enormemente de países con un riesgo geopolítico alto para abastecernos de materias primas que se utilizan en la fabricación de productos que son clave para la transición ecológica o digital. Un ejemplo sería la dependencia que la Unión Europea (UE) tiene de China para obtener las tierras raras que se utilizan en la fabricación de los imanes permanentes que son parte de las turbinas de los generadores eólicos.
Para identificar las materias primas en las que una disrupción en el suministro provocaría un serio perjuicio a la economía, la Comisión Europea elabora, desde 2011, una lista de materias primas críticas. La última lista se publicó en 2023 y se ha incluido como Anexo al Acta de Materias Primas Críticas adoptada en marzo de 2024 por el Consejo Europeo.
Una materia prima es considerada crítica si cumple dos criterios: (1) la importancia económica, que será mayor cuando mayor sea el uso de la materia prima en sectores que tienen gran peso en la UE; y (2) el riesgo en el suministro, que será mayor cuando la producción de la materia prima y las importaciones de la UE estén concentradas en países con un riesgo político alto, y la materia prima sea difícil de reciclar o sustituir por otro material. Al aplicar estos criterios, la Comisión Europea identifica 34 materias primas críticas. Entre ellas se encuentran el litio (que se utiliza en las baterías eléctricas), el silicio (que se utiliza en los semiconductores), o el tungsteno (que permite el vibrado de los teléfonos móviles).
Entre las 34 materias primas se destacan 17 que son consideradas estratégicas. Este apelativo se otorga a las materias primas críticas que cumplen con los siguientes criterios adicionales: (i) son clave para la transición digital y verde, y para la industria de la defensa, (ii) se prevé que su demanda crezca notablemente en los próximos años, y (iii) es difícil incrementar su producción. En esta lista se encuentran las tres materias primas que hemos comentado anteriormente. Como explican Judith Arnal y Enrique Feás en este estudio, España solamente cuenta con cuatro materias primas estratégicas: estroncio, fluorita, tántalo y wolframio.
Para reducir los riesgos de disrupción, la UE trabaja en tres estrategias: diversificar el suministro, aumentar el grado de extracción, procesado y reciclaje, y aumentar el gasto en investigación+desarrollo+innovación para mejorar la eficiencia y encontrar sustitutos a las materias primas críticas.
Vayan repasando la tabla periódica de los elementos que estudiamos en el colegio, ya que las materias primas van a estar muy presentes en las discusiones económicas durante los próximos años.