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Ekonomiaren Plaza

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La sostenibilidad requiere algo más que innovación tecnológica

Jon Mikel Zabala Iturriagagoitia

Una de las prioridades de consumo de la sociedad actual es la de viajar. En noviembre de 2024, el Departamento de Turismo, Comercio y Consumo del Gobierno Vasco, a través de Basquetour, publicó un estudio en el que se ofrecen datos muy interesantes acerca de la percepción que la sociedad vasca tiene sobre el turismo. Una de las (múltiples) cifras que ofrece el estudio revela cómo la población vasca tiene muy extendida la costumbre de salir fuera por vacaciones o realizar escapadas cortas. El 68,5% de la población afirma que tiene por costumbre realizar viajes de una semana o más por vacaciones por lo menos una vez al año, y el 51,9% declara realizar escapadas de una noche o dos por lo menos una vez al año. Uno de los principales medios de transporte elegidos por la ciudadanía vasca para las anteriores salidas es el avión.

En 2023, los 40 principales aeropuertos europeos gestionaron 10,2 millones de vuelos moviendo a 1.190 millones de pasajeros. La aviación está clasificada por el IPCC (Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático) como un sector ‘difícil de eliminar’, y que contribuye con un 2% a las emisiones mundiales de CO2. Más allá del CO2, la aviación también libera sustancias como óxidos de nitrógeno, aerosoles de sulfato, partículas y vapor de agua, que tienen un impacto en el calentamiento global mucho mayor que el de las emisiones de CO2 por sí mismas. Con un aumento previsto de pasajeros del 4,7% anual para las próximas dos décadas, las emisiones podrían triplicarse en las próximas décadas, amenazando los objetivos de cero emisiones netas para 2050.

Uno de los problemas centrales del sector de la aviación es su gran dependencia de los combustibles fósiles. En la actualidad, las tecnologías alternativas más prometedoras son la propulsión eléctrica y la basada en el hidrógeno, pero aún están lejos del nivel de preparación tecnológica necesario para su implantación generalizada. Esto sitúa a los combustibles de aviación sostenibles como un elemento crucial para la descarbonización de la aviación. Sin embargo, resulta necesario aumentar la escala de producción de estos combustibles de aviación sostenibles, ya que en 2024 representaron solo el 0,53 % del combustible de aviación empleado. En este sentido, la Comisión Europea ya está promoviendo activamente medidas para impulsar la producción, el suministro y la utilización de estos combustibles sostenibles, en virtud del Reglamento RefuelEU sobre aviación. Según este reglamento, los proveedores de combustible de aviación tendrán que mezclar cantidades cada vez mayores de combustibles sostenibles con queroseno, empezando con una mezcla mínima del 2% en 2025 y llegando al 70% en 2050.

Sin embargo, para lograr emisiones netas cero en la aviación en 2050, aún queda mucho por hacer, y que va mucho más de la innovación tecnológica. Un reciente informe publicado por la Comisión Europea ha identificado un conjunto de palancas para lograr una aviación con cero emisiones netas.

El concepto del ‘Cielo Único Europeo’ es una de las iniciativas más ambiciosas de la Unión Europea para transformar la gestión del espacio aéreo y reducir el impacto ambiental de la aviación. Actualmente, las rutas aéreas en Europa a menudo siguen trayectorias ineficientes debido a las fronteras nacionales y a regulaciones fragmentadas, lo que genera un gasto innecesario de combustible y un mayor impacto climático. Este proyecto busca crear un sistema más unificado y eficiente que permita reducir tanto las distancias de vuelo como el tiempo en el aire, lo que se traduce en menores emisiones de CO2. La actualización del Cielo Único Europeo está pendiente desde 2020, lo que refleja los desafíos políticos y administrativos que enfrenta la UE para coordinar a todos los países miembros y sus respectivos sistemas de gestión aérea. Por ejemplo, actualmente las aerolíneas chinas tienen una ventaja frente a las europeas que viajan a Asia, ya que pueden volar sobre el espacio aéreo ruso, lo que reduce su tiempo de viaje y costes.

Los incentivos financieros también desempeñan un papel crucial. Francia, Alemania y Suecia ya han implementado impuestos específicos sobre la aviación para internalizar los costos ambientales de los vuelos. Se trata de un primer paso, por lo que el informe subraya la necesidad de un precio del carbono más alto y efectivo para generar un cambio significativo en el comportamiento de las aerolíneas. Estos incentivos también están siendo empleados para canalizar recursos hacia el desarrollo de tecnologías verdes, como los combustibles de aviación sostenibles y el hidrógeno. A su vez, el programa Connecting Europe está desarrollando estaciones de recarga eléctrica y repostaje de hidrógeno en aeropuertos europeos.

Ofrecer alternativas al transporte aéreo es otra de las medidas que ya se están empleando. Por ejemplo, Francia ha prohibido vuelos cortos en rutas donde existe una alternativa ferroviaria eficiente, y los Países Bajos están mejorando las conexiones de tren entre aeropuertos y principales ciudades europeas, con el objetivo de fomentar una movilidad multimodal que complemente al transporte aéreo y responda a las necesidades de los viajeros.

La educación y la capacitación no podían quedar fuera del menú, y es que la adopción de tecnologías limpias exige que pilotos, ingenieros, técnicos de mantenimiento y otros profesionales del sector cuenten con las competencias necesarias para su manejo efectivo. Además de capacitar a los trabajadores actuales, iniciativas como las “Net-Zero Industry Academies” buscan atraer a nuevas generaciones hacia carreras en aviación sostenible.

El informe también destaca la importancia de sensibilizar a la opinión pública sobre los impactos ambientales de la aviación y fomentar cambios en los hábitos de consumo. Movimientos como el “flygskam” (i.e., ‘vergüenza de volar’ en sueco, movimiento que surgió en este país en 2018) han demostrado el potencial de la participación ciudadana para influir en el comportamiento de los viajeros. Estos movimientos no solo han promovido alternativas al transporte aéreo, como el tren, sino que también han impulsado a las aerolíneas a adoptar medidas más sostenibles para satisfacer las expectativas de los consumidores.

La transición hacia una aviación (y hacia una sociedad) sostenible no puede ser vista como una simple mejora tecnológica o como una imposición regulatoria. Cada vuelo que tomamos y cada decisión que adoptamos tiene un impacto. Solo un esfuerzo colectivo, informado y comprometido puede garantizar que las generaciones futuras disfruten de un transporte aéreo (y de una sociedad) que no comprometa el bienestar del planeta.

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Hausnarketa eta eztabaida gure errealitate ekonomikoaz /Reflexión y debate sobre nuestra realidad económica

Sobre el autor

"Donostiako Deustu Business Schoolen eta Lehiakortasunerako Euskal Institutoan, Orkestra-n, dihardugun lau unibertsitate irakasle eta ikertzaile gara. Blog hau sortzera bultzatu gaituena zera da: modu ulerterraz, zorrotz, kritiko eta burujabean egindako hainbat gai ekonomikori buruz gogoetak plazaratzea, gai horiek gure bizitzan eta gu parte garen gizartearenean eragin handia dutelakoan". --------------------- "Este blog pretende reflexionar sobre diferentes cuestiones económicas que nos afectan como personas y como sociedad, de una manera divulgativa, rigurosa, crítica e independiente. Somos cuatro profesores que desarrollamos nuestra actividad académica en la Deusto Business School en su campus de San Sebastián y en el Instituto Vasco de Competitividad, Orkestra. Blog sobre economía de Asier Minondo, Iñaki Erauskin, Bart Kamp y Jon Mikel Zabala".


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